El partido político FARC, surgido del desarme de la guerrilla, denunció 49 ataques contra excombatientes y militantes, de los cuales 36 fueron asesinados desde la firma del acuerdo de paz en noviembre de 2016 con el Gobierno.
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El movimiento Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC) informó en una rueda de prensa que la mayoría de incidentes se han presentado en Antioquia y Cauca y Nariño.
Camilo Fagua, integrante del movimiento, exigió una «disposición de todas las autoridades y toda la institucionalidad para que haya garantías reales para el ejercicio de la política» del nuevo partido.
Los asesinatos más recientes sucedieron la semana pasada, cuando dos militantes de las FARC murieron en el municipio antioqueño de Peque.
Además, el 21 de enero fueron atacados varios militantes de las FARC en el departamento de Arauca, fronterizo con Venezuela, por supuestas disidencias de la exguerrilla que no aceptan el acuerdo de paz.
El partido también denunció amenazas contra su sede en la ciudad de Cali.
A su turno, el integrante de FARC Diego Méndez aseguró que todos los ataques deben condenarse «vengan de donde vengan», ya sea por parte de las disidencias como de grupos armados herederos de los paramilitares, puesto que son «un ataque al ejercicio político».
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El partido manifestó que las amenazas persisten, como en el caso de la bogotana Leydy Johana Poblador, quien fue agredida física y verbalmente en la noche del pasado domingo y a quien al parecer siguen «personas no identificadas» con «armas de fuego».
«Me golpearon brutalmente y me mostraron fotos de compañeros para decirles que ellos también sufrirían el mismo tratamiento», explicó Poblador a periodistas.
«Responsabilizamos de cualquier cosa que le pueda pasar a Leydy y a su familia a las autoridades tanto civiles como policiales y militares de la ciudad», aseveró Sergio Marín, miembro de la dirección de la FARC en Bogotá.
Este ataque se produjo en Ciudad Bolívar, uno de los barrios más humildes de la capital colombiana, donde este sábado se lanzará la campaña política de FARC para las próximas elecciones.
Marín confirmó la decisión de mantener el acto político a pesar de las amenazas por parte de «los enemigos y detractores de la paz» que buscan «amedrentar este partido en el esfuerzo de reconciliación».