Los matrimonios por conveniencia no siempre salen como se espera. Lo grave de un matrimonio por interés, es que cuando lo que favoreció la unión se acaba, las verdaderas personalidades de los miembros de la institución sale a aire y los divorcios suelen ser dolorosos, rencorosos y cargados de venganza y traición.
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Bien pudiéramos decir que esto fue lo que sucedió con el matrimonio entre Germán Vargas Lleras y Juan Manuel Santos, cuando se creó la unidad nacional y el principal aliado político del hoy presidente, fue Cambio Radical.
Pero de la luna de miel ya nada queda, pues Cambio radical se le volteó al Partido de La U y ahora funge como uno más de los enemigos del partido oficialista que pareciera estar al borde de un coma del que no habría regreso, según como se han ido moviendo las fichas a meses de la elección de Congreso y, la más importante, la de la Presidencia de la República.
El noviazgo
La oposición de Germán Vargas Lleras a la reelección de Álvaro Uribe pareció ser el fin de la alianza con el hoy líder del Centro Democrático, pero todo cambió cuando en segunda vuelta, Vargas votó por el que fuera la ficha del hoy senador para sucederlo.
La singularidad de la unión de Vargas Lleras a Santos en 2010, se materializó cuando el recién electo lo nombró como MinInterior y logró que el conocedor del Congreso le ayudara con la aprobación de varias leyes importantes, columna vertebral de su primera presidencia.
El matrimonio
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En 2012 Santos le entregó el presupuesto de MinVivienda en donde Vargas Lleras se enranchó por el botín electoral que significaba entregar casas gratis. Mucho mejor que tamales y aguardiente para ganar votos.
En 2014 el matrimonió se cerró cuando Vargas Lleras se convirtió en el vicepresidente y le regaló sus votos, los de su partido en la segunda aspiración de Santos a la Casa de Nariño. Desde allí, Vargas Lleras manejó el presupuesto para vivienda de interés social gratuita y la construcción de las vías de cuarta generación.
La luna de miel
La designación de fichas de Cambio Radical en el Ministerio de Vivienda y la echada al bolsillo de los Char y el apoyo del Caribe a Santos, se convirtió en el regalo perfecto. Una relación simbiótica en la que los dos ganaban por punta y punta.
Uno ganó la plataforma y el reconocimiento perfecto para lanzar sus aspiraciones políticas y la siembra de un proyecto a la Presidencia.
Santos, por su parte, ganó los votos que necesitó y un poderío de caciques políticos en la costa, que le valieron apoyo en sus proyectos.
La crisis de pareja
El silencio de Vargas Lleras y Cambio Radical con respecto al proceso de paz fue uno de los primeros golpes, que dio a conocer que al relación no era tan perfecta. Los reproches de los políticos de La U y la antipatía del partido de Vargas relataron lo que sería el fin de una alianza que significó la Unidad Nacional, de 90% de los partidos políticos en Colombia.
Esto, sumado a los avales de CR a corruptos en La Guajira, lesionaron la relación, que se empezó a enfriar con el ocaso de la Presidencia de Santos.
El divorcio
Tras el anuncio formal de Vargas para ser candidato a las elecciones de 2018, el distanciamiento fue aún más evidente. Al parecer, Vargas y Santos, vivían juntos pero en camas separadas desde hace mucho.
La espalda que le dio Cambio Radical a la Jurisdicción Especial para la Paz, significó la salida de la colectividad de la Unidad Nacional y la partición de cobijas, que hoy significan el distanciamiento, no solo político, sino ideológico de la plataforma que entre Santos y Vargas fabricaron desde el 2010.
La ¿infidelidad?
Desde 2009, cuando Vargas Lleras anunció que no apoyaría la reelección de Uribe y se convirtió en un “enemigo” del hoy senador del Centro Democrático, y para muchos, que los dos piensen en una alianza es casi imposible, pero en los corrillos de los medios no deja de sonar una alianza oculta para que Vargas sea la ficha de Uribe en 2018 y hoy, hasta la propaganda de Cambio Radical es de oposición a las Farc y usa el tono de la oposición sobre ‘castrochavismo’ y dictadura de la izquierda, que pareciera unir los dos extremos para luchar contra la centro izquierda.
La separación de bienes
Si bien el gran perdedor es el Partido de La U, el presidente puede jactarse de una política de vivienda social ambiciosa que entregó más de 100.000 casas gratis y vías de cuarta generación, un logro en la rendición de cuentas.
Cambio Radical, por ahora, se consolida como el partido político más fuerte del país, pese a las indagaciones por corrupción, también ganó el privilegio de realizar una fuerte precampaña electoral con dineros del Estado y ocho años de margen para posicionarse en el panorama nacional.
También, la entrega de la llamada ‘mermelada’ favoreció a la colectividad con ministerios, hoy con el botín MinVivienda y MinAmbiente y otros cargos burocráticos que han servido al bolsillo.