En Chocó y Norte de Santander la paz es una fantasía. Pese a la desmovilización de las Farc, estos dos departamentos aún son golpeados por la violencia.
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En esas amplias regiones –montañosas, selváticas y de extensos ríos– el Estado no ha ejercido control. Quienes sí han dominado el territorio son las Farc, el Eln, las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), también llamadas Clan del Golfo, y el Ejército Popular de Liberación (EPL), también conocido como ‘Los Pelusos’.
Pero, con la salida de las Farc, los demás se han apoderado de las rutas del narcotráfico y esto ha generado enfrentamientos entre ellos mismos.
El problema es que, debido a la constante confrontación, las poblaciones continúan siendo víctimas del conflicto.
Este fenómeno se ha presentado por décadas. Sin embargo, ‘Los Pelusos’ empiezan a dibujar un nuevo panorama no muy alentador.
El año pasado el Gobierno decidió llamarlos de esa manera para denominarlos como grupo criminal y apartarlos del ideal insurgente del EPL. Desde hace décadas han hecho presencia en Norte de Santander, específicamente en el Catatumbo, pero ahora empezaron a aparecer en Chocó. ¿Por qué?, es la pregunta suelta que muchos no se quieren responder.
En las últimas semanas se presentaron combates entre miembros de la Fuerza Pública, el Eln y ‘Los Pelusos’ en algunos municipios de Norte de Santander, como en el caso de Hacarí, donde hay una alerta latente por el desplazamiento de habitantes de varias veredas debido a que han quedado en medio del fuego cruzado.
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Se trata de los campesinos que habitan La Laguna, El Brillante y Buenasuerte.
“Los hechos más recientes que conocimos fueron a raíz de un operativo militar terminó en un enfrentamiento entre el Ejército y el Eln, en estas tres veredas del municipio de Hacarí. Esto ha generado una crisis humanitaria con la población civil y hasta el momento tenemos un registro de 11 familias desplazadas. La personería registró ese desplazamiento”, manifestó a PUBLIMETRO Diógenes Quintero, el personero del municipio de Hacarí.
Explicó que, lo particular es que en ese mismo sector, en esas mismas veredas, hace dos meses se registró un desplazamiento masivo de 63 familias, en ese momento por enfrentamientos entre la Fuerza Pública y el Eln y el Ejército y el EPL. “Los campesinos de ese sector, en menos de dos meses, les ha tocado vivir esas situaciones que generan una crisis humanitaria”, dijo. Luego, agregó que los enfrentamientos se dieron a mediados de julio y se extendieron por más de 15 días.
Pese a esto, las dinámicas del EPL y la población en Norte de Santander son diferentes ya que, según Quintero, en la región el EPL es visto como una guerrilla más y no como un grupo criminal. De ahí que al nombrarlos usen la sigla del Ejército Popular de Liberación y no el nombre de ‘Los Pelusos’.
“Así lo reconoce la comunidad”, señaló el personero. “Además, el EPL tiene control territorial, tiene una línea de mando que se conoce y tiene base social”. En cuanto al número de militantes en Norte de Santander, aseguró que la inteligencia militar habla de una cifra, pero en el departamento saben que son más. “El EPL se ha expandido. Por ejemplo, antes de la negociación con las Farc nosotros sabíamos que hacían presencia en cuatro municipios del Catatumbo, ahora están en los 11 municipios que conforman esta región y están llegando al sur del Cesar y al Urabá antioqueño”, indicó.
Esto también ha empezado a ocurrir en las poblaciones aledañas a los ríos Salaquí, Cacarica y Truandó, en Chocó, donde los indígenas y afros han empezado a sentir el confinamiento debido a las advertencias de ‘Los Pelusos’. Por estas mismas amenazas y debido a que no se puede garantizar la seguridad en la zona, PUBLIMETRO conoció que muchas ONG’s que trabajan en el Urabá chocoano y antioqueño han tenido que restringir temporalmente sus acciones humanitarias.
A pesar de esto, el defensor del Pueblo en el Chocó, Luis Murillo, aseguró a PUBLIMETRO que en su departamento aún no hay información confirmada sobre la presencia de ‘Los Pelusos’, ya que en la región únicamente delinquen las AGC y el Eln.
Dicha información contradice la entregada a este diario por algunos miembros de la comunidad, quienes pidieron mantener su identidad oculta debido al riesgo que corren después de que en las últimas semanas se supiera sobre la presencia del EPL.
Uno de los líderes de la Asociación de Consejos Comunitarios del Bajo Atrato (Ascoba) en Riosucio, Chocó, manifestó que la seguridad es crítica y que ha empeorado desde que las Farc salió. De hecho, un panfleto “firmado por los actores armados amenaza a los líderes sociales de la región” y por eso pide que no revele su nombre.
Lo que ahora debería preocupar a las autoridades es la movilización de ‘Los Pelusos’ hacia otras zonas del país y las razones por la que estarían haciéndolo. En el caso de Chocó, tal vez el motivo esté en las AGC.
Al parecer, lo que estaría buscando este reducto del EPL, guerrilla que se desmovilizó en 1991 durante el gobierno de César Gaviria, es unirse a las AGC, o Clan del Golfo, que es comandado por alias Otoniel, quien en la década de los 80 ingresó a las filas del EPL con solo 16 años.
‘Otoniel’, que tras la desmovilización del EPL pasó a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), empezó un recorrido en diferentes bloques hasta llegar a ser el líder de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, que en diferentes momentos recibieron los nombres de ‘Los Urabeños’, ‘Los Úsuga’ y ahora el ‘Clan del Golfo’.
Las autoridades, que le siguen la pista desde hace años y han estado muy cerca de encontrarlo en varias oportunidades, aseguran que ‘Otoniel’ vive en el Urabá, entre Antioquia y Chocó, a donde ahora habrían entrado ‘Los Pelusos’.
Es por esto que así como el líder de Ascoba pide al Estado que tome el control del Chocó y no permita la incursión de más grupos armados, el personero de Hacarí desea que el Gobierno haga caso a la solitud que desde que inició la negociación con las Farc hicieron los personeros y alcaldes de Norte de Santander para que reconozcan políticamente al EPL y, de esta manera, pueda abrirse la puerta a un proceso de paz.