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Se le puede hacer ‘conejo’ legal al sistema electoral

Las candidaturas por firmas serían una jugada para ganar tiempo y no legalizar dineros de precampaña electoral

Una bomba cayó ayer en el ambiente político electoral  con miras a la Presidencia de la República: el misterioso Germán Vargas Lleras, líder natural del partido Cambio Radical, habría decidido adelantar su inscripción como precandidato, pero no por el movimiento que creó y que ha dirigido por muchos años, sino por recolección de firmas. La iniciativa se sumaría a las de más de seis candidatos que buscan la opción por medio de la inscripción de un grupo significativo de ciudadanos.

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Sin embargo, lo que parece una estrategia para buscar una posibilidad en los comicios electorales de mayo de 2018, simplemente podría ser una jugada que beneficiaría a los precandidatos y que, a todas luces, sería un truco para hacerle un quite a la ley en el país. ¿Pero cuáles serían las motivaciones extra para no buscar un aval político, sino trabajar desde la obtención de un número de firmas?

Héctor Riveros, abogado y analista político, afirma que para entender estas pretensiones hay que clasificar a los precandidatos que recolectan firmas en dos grupos: los que no tienen partido que los avale y los que buscan algo más: “Hay que decir que la mayoría de los nombres que se presentan por firmas no tienen un partido que les dé el aval, ejemplo Petro, Fajardo o Clara López. Estos, simplemente, no tienen partido”.

En el segundo grupo, se situarían los candidatos que, teniendo partido, quieren acceder a las elecciones por medio de la recolección de firmas, lo que para la directora de la Misión de Observación Electoral (MOE), Alejandra Barrios, es una estrategia política “que debilita los partidos y la credibilidad en el proceso electoral”.

El ‘conejo’ a la norma

Algunos de los candidatos que decidieron escoger el sistema de firmas para acceder a la candidatura les estarían haciendo una especie de trampa a los procesos electorales, pues, aunque tendrían la necesidad de recoger un porcentaje determinado de firmas, tendrían unas ventajas que, aunque no están sobre el papel, son palpables en la realidad.

“El problema que tenemos en este momento es que hay 25 grupos significativos que quieren recoger firmas para la Presidencia. ¿Qué significa? Que muchos terminan bajándose y van detrás de una curul en el Congreso, o terminan negociando una gobernación o una alcaldía del siguiente periodo”, afirma Barrios.

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En cuanto a los beneficios que obtendrían los candidatos sobre los que tienen el aval de una colectividad, se señala que harían una precampaña, con meses de anterioridad y sin topes de financiación.

“La campaña presidencial solo se puede hacer con cuatro o cinco meses de anticipación, es decir, que deberían empezar en diciembre o en enero, si no se puede hacer campaña, no se pueden recoger fondos o gastar plata. Entonces, lo que deciden los candidatos es empezar a recoger firmas para recibir donaciones para la publicidad. Y eso no es nuevo, eso se presentó en las elecciones locales de 2015”, señala Riveros.

“El problema es que hay una línea muy tenue entre el proselitismo y la campaña política. La campaña está definida y tiene tiempos establecidos, pero el proselitismo se puede hacer en cualquier momento, entonces lo que va a pasar es que los ciudadanos que salgan a recoger firmas van a hacer publicidad. Otro tema es que no tienen un límite de gastos para recoger firmas. Existe un vacío legal”, afirma un abogado, especialista en campañas electorales, que prefirió no revelar su nombre.

Y es que esa es la primera observación y sugerencia que la MOE le hace al Consejo Nacional Electoral.

“Le estamos diciendo al CNE que desde el principio pida las cuentas y lo que van gastando en la recolección, porque lo que pasa es que muchos se bajan de la aspiración, no presentan las firmas, pero ya han hecho campaña, ya han recorrido el país, ya han ganado reconocimiento y nunca sabemos de dónde salió la plata”, asegura Barrios.

Además de esto, pide a los partidos que no les den el aval a candidatos que se hayan presentado por firmas, pues esto lo hacen para ser perjudicados y solo en búsqueda de hacer precampaña antes que los contendores.

El caso de Vargas Lleras

El ex vicepresidente y líder natural de Cambio Radical  terminaría lanzándose por firmas, gracias al comité promotor que inscribirían allegados al político bogotano, para recoger cuatro millones de firmas. Para Riveros, el cambio de estrategia se debe a las encuestas.

“Luego de los meses en los que se perdió del mapa político, vio que bajaba en las encuestas, entonces decidió ganar tiempo por medio de esta modalidad. Lo que habría que ver es si lo puede hacer o sería transfuguismo”.

Y es que en Colombia, la ley 1475, en su artículo 2, prohíbe la doble militancia, es decir ningún candidato elegido popularmente por un movimiento, podrá presentarse como candidato a otra elección con otro partido o por un grupo significativo de personas, como pretende Vargas Lleras.

“Al final, eso lo tiene que investigar el CNE, pero sí es cierto que no podría presentarse por firmas si no renunció antes del 26 de enero, pero en ese caso, serían los magistrados del CNE quienes decidirían sobre la forma en al que se lanza a elecciones”, asegura el especialista.

“Sobre el papel sí es transfuguismo, pero en la realidad él se va a excusar en que aunque fue elegido por un partido, representaba los intereses ciudadanos. Sin embargo, habría que esperar cuál es su argumentación, pero sin leguleyadas esto terminará sucediendo”, señala Barrios.

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