El congresista caucano de 52 años, expresidente del Senado, decidió lanzarse a la precandidatura por el Partido Liberal. Pretende renovar la política, quiere luchar contra los delfines políticos y crear un nuevo modelo económico basado en la generación de empleo
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¿Por qué lanzarse a la Presidencia en este momento?
No es un tema de momentos. Siempre he creído que uno no se lanza a la Presidencia, a uno lo lanzan a la Presidencia. Creo que quienes coincidan con las ideas o intereses que uno representa, deben decir ‘bueno, Luis Fernando, presente su nombre, tiene nuestro respaldo’. Esto fue lo que ocurrió ahora y no antes. Después de un ejercicio que tomó algunos días, un grupo de 3700 empresarios de confecciones, de textiles, calzado, cuero, ciudadanos gremios, vigilantes, campesinos, indígenas me mandaron una carta y me dijeron: “Luis Fernando, nosotros creemos que usted representa nuestros intereses, por eso queremos que sea precandidato a la Presidencia”. Esta es una candidatura distinta y por eso arrancó, porque la lanzaron estos ciudadanos.
¿Cómo va el ambiente dentro del Partido Liberal y los otros precandidatos?
El Partido Liberal tiene gente como Humberto de la Calle, como Juan Fernando Cristo, que han hecho muchas cosas interesantes, que tienen mucho pasado. Lo que pasa es que este país está buscando, más que pasado, futuro. No quiero quedarme en el pasado, quiero construir futuro. Tengo más futuro que pasado y eso quiero.
¿Cómo se debe elegir al candidato liberal?
Me gusta la consulta popular. Creo que cuando uno se lanza puede establecer cómo ha impactado su trayectoria y las ideas en los ciudadanos y es bueno empezar a revisar unas encuestas. Si de aquí a dos meses, tres meses, la gente lee esta entrevista y los únicos que creen que puedo ser un buen presidente son mis papás, mi esposa, mi hijo y los de mi oficina, pues no marcaré en las encuestas y entonces diré “tengo que ayudarle a alguien más”, porque no tengo vocación de caudillo. Creo que los liderazgos importantes no son los de los caudillos, mi propuesta es de líder que construye equipos para construir propuestas para y transformar sociedades.
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¿Si no se da la fuerza que espera, le apuntaría al Senado nuevamente?
Sí, ¿por qué no? Esa es una posibilidad, es una opción.
¿Se considera un liberal diferente?
Creo en las ideas liberales. Cuando tenía cuatro o cinco años, mi papá era un abogado de los campesinos que querían recuperar su tierra, de los que metieron a la cárcel por luchas de tierra. Desde ese entonces me tocó ver la lucha social. Me tocó ver llegar a diferentes líderes entrar a mi casa a ver cómo defendían los derechos de los más débiles y eso me marcó y por eso mi concepto de liberal, más allá de partido, porque el Partido Liberal no gobierna solo y solo no gana las elecciones, es la defensa de los más débiles.
Por eso sus luchas en el Congreso…
Sí, claro. Una de mis primeras luchas fue defender a los vendedores de minutos en la calle, la persecución era terrible. Otra fue darles un seguro a los bomberos voluntarios, o de la Cruz Roja. Enfrentarme con el sector financiero para que no tuvieran a la gente por años y años en una base de datos y mantenerla por fuera del circuito comercial y financiero, por eso saqué la Ley de Habeas Data, o sea, mis luchas, son consecuentes con mi pensamiento.
¿Le suenan alianzas con otras personas de otros partidos?
Es que si el partido no hace alianzas, pierde. Me suenan muchos nombres. Sí quisiera ver una consulta por fuera del partido en marzo, en la que participen muchas personas y que nos pongamos de acuerdo en un solo programa.
Usted habla de crear un nuevo modelo económico y apoya la descentralización, ¿qué quiere hacer?
Primero, reconocer las fortalezas de las regiones. Quiero que el país y el poder no se sigan concentrando en tres universidades caras privadas de Bogotá. Quiero que las regiones definan qué hacen con sus regalías y no tengan que venir aquí a que un señorito con la plata de las regiones quiera hacer campaña para sí mismo.
¿Por qué sigue pasando?
El problema es la élite de toda Colombia que se junta en la ciudad y cree que, por derecho divino, han venido a gobernarnos y nos han gobernado muy mal.
El problema es que hay un montón de yuppies que no tienen ninguna práctica, que nunca han tenido un problema y que son los que resuelven los problemas del país, por eso es que los resuelven mal.
El asunto es que este es un país terriblemente excluyente, en lo económico el modelo concentra la riqueza en unas pocas familias y el poder político es peor. Desde la Colonia están los mismos 10 apellidos y hay unos delfines que creen que porque su abuelo, su papá o su tío fue presidente, ya tienen derecho a serlo, y son tan arrogantes que nos quieren convencer a coscorrones.
¿Cómo crear ese modelo económico nuevo?
Que la riqueza no se genere especulando, que la riqueza no se genere teniendo buenas relaciones con quien gobierna, porque eso es corrupción. Que la riqueza se genere trabajando. Le apuesto a la creación de empleo.
¿Qué piensa de la manera en la que se está llevando el debate político?
No quiero que se siga dando ese debate de la descalificación y el insulto, porque también tengo que decir, desde esta orilla, que en la derecha también hay buenas ideas. Tengo que decirles que hagamos pactos para construir la paz, para la defensa de la democracia… ¡Se pueden hacer acuerdos con los contrarios! Por ello es que digo que puedo ser el candidato de los consensos, el que tiende puentes.
¿Cree que se viene una campaña sucia contra usted?
Ah no, eso es evidente. Es que la política en este país no se hace con la cabeza, sino con el hígado. Tal vez el dirigente político más investigado en Colombia soy yo. Tuve que soportar cinco procesos en la Corte. Fuerzas muy poderosas quisieron sacarme de la vida política. Me hicieron un atentado, me metieron a la cárcel y luego tuvieron que declararme inocente. Y todo es porque me meto en temas polémicos e intereses ajenos.