Una nueva noticia para los usuarios del Portal de Suba. Desde ayer, está circulando el primer articulado 100% eléctrico que cubrirá la ruta G71 – C71.
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El concesionario Transmasivo S.A. es el encargado del manejo del bus y cuenta con un permiso de operación de un año, que puede ser prorrogado por dos años más.
Este es un proyecto piloto y Codensa será la empresa encargada del manejo de la infraestructura eléctrica y suministrará la energía necesaria para la recarga del bus durante un año.
De acuerdo a Edder Velandia, profesor de la facultad de ingeniería de la Universidad de la Salle, “esta es una iniciativa muy positiva para la ciudad si la miramos desde el punto de vista de la calidad del aire porque un vehículo eléctrico emite cero emisiones”.
Por otro lado, Velandia considera que con la implementación de este bus, “la marca de Transmilenio se posicionará a nivel mundial y se mejorará la calidad del servicio al usuario porque hay menor temperatura abordo, ruido y emisiones dentro de la cabina”.
Aunque en muchas ocasiones la Alcaldía ha afirmado que es una prueba piloto, Velandia aclara que “acá no estamos probando una tecnología porque como tal es buena, la Alcaldía está estudiando cómo se va a adaptar a las condiciones específicas de Bogotá, a la operación de Transmilenio y a la reacción que va a tener la gente”.
También, Velandia asegura que “no pasaremos de tener un bus a implementar 1500 articulados eléctricos. Pero sí considero que podríamos llegar a obtener 100 buses”.
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Los costos de una nueva tecnología
A pesar de los numerosos beneficios de la impementación de un bus eléctrico, existen algunas desventajas. Una de estas es el precio. El experto Edder Velandia sostiene que “el vehículo puede costar dos veces más que una tecnología diesel como las que se utilizan actualmente. Aunque los costos iniciales son altos, con el tiempo son absorbidos porque la operación y su mantenimiento son más baratos”.
Otra de las problemáticas es que debido a que sus precios son altos “va a tener que pagar más impuestos que un bus normal. Así, si queremos un vehículo que sea amigable con el medio ambiente, debemos estar dispuestos a pagar más”.
Además, “el sistema de transporte es operado por entidades privadas y como la tecnologgía es cara, las empresas tienen que salir a endeudarse. Por esto es posible que rechacen cualquier alternativa que les salga más costosa que los buses tradicionales.”
Por su parte, el experto Javier Rosero, director del grupo de investigación Electrical Machines and Drives, afirma que otro aspecto negativo “ es el tamaño de las baterías y que son costosas. De acuerdo a los viajes que recorran, su vida útil puede ser entre 10 y 15 años”.
Igualmentente, “los buses son más pesados por el tamaño de la batería. Sin embargo, el impacto de su peso es similar al de los buses actuales de Transmilenio. Además, este factor depende especialmente del número de pasajeros que se suba a los buses. Por esto, la diferencia no es mucha”.
Desmentir algunos mitos
Muchos pueden llegar a pensar que los buses eléctricos se verían afectados por la lluvia. Sin embargo, el profesor Edder Velandia asegura que “en otras ciudades en donde se ha implementado estos vehículos como Quito, cuando llueve, estos buses flotan. Incluso muchos pueden llegar a pensar que los pasajeros se va a electrocutar, pero esto no es cierto”.
También, se podría pensar que no cuentan con los lugares suficientes para su carga. Pero Velandia explica que “cuando se va a cargar un bus, el dueño del patio donde se estacionan los vehículos se encarga de suministrarle la energía. Así, hay unos patio portales en Transmilenio y cuando se va a realizar la recarga, el proceso puede durar máximo dos horas y media. Con esto, puede dar una operación de más de 300 kilómetros. Y esta distancia es la que opera normalmente un Transmilenio”.
Igualmente, Velandia considera que “hay que poner en una balanza todos los beneficios que generan los buses eléctricos y darle una oportunidad. Creo que gradualmente se implementará en la capital. Es importante que empecemos ensayar y no nos quedemos en la posición cómoda de no probar”.