El fin de semana tres casos aberrantes de violencia infantil sacudieron al país y la herida que dejó Yuliana Samboní se volvió a abrir.
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Sara Yolima Salazar, una pequeña de tres años edad fue la víctima mortal del abuso y violencia infantil que aún vive Colombia. La menor falleció por un trauma craneoencefálico severo. Sin embargo, no fue el único golpe que recibió, como lo dieron a conocer los médicos que la atendieron en el hospital Nelson Restrepo Martínez de Armero Guayabal.
Sara tenía golpes y moretones en diferentes partes del cuerpo, cortadas en sus piernas, su brazo izquierdo con fractura y signos de desnutrición. Por su mal estado fue trasladada a Ibagué, donde descubrieron que la menor habría sufrido de abuso sexual. Sara estaba, desde hace un año, bajo el cuidado de su madrina porque la Comisaría de Familia se había percatado que con su madre sufría de desnutrición y maltrato. Otro caso se dio en Fuentedeoro, Meta, donde un soldado de 19 años abuso sexualmente de una bebé de cuatro meses.
El hombre violó a la niña cuando la mamá tuvo que salir de la casa a hacer una diligencia. En el Cauca, John Rivera asesinó a su esposa y a sus dos hijos de 7 y 9 años de edad. Los niños indígenas fueron encontrados en una estopa en un hueco de aproximadamente 80 centímetros de profundidad, como lo confirmó en Concejo Regional Indígena del Cauca.
El padre, que mató a su pareja en Popayán, sin éxito intentó quitarse la vida después del crimen.
En estos momentos se encuentra internado en un hospital de Popayán.
