Carlos Simbaqueba es padre de dos niñas de 13 y 16 años. Trabaja en el negocio de la publicidad en un local del Ricaurte. Es independiente. No recuerda muchos empleos en los que hubiera sido contratado con prestaciones de ley. Tampoco recuerda cuántas semanas ha cotizado en el sistema pensional. No le importa mucho, “igual, uno no se pensiona. Uno lo que hace es pagarle el sueldo de los ‘ricachones’”, afirma.
PUBLICIDAD
La impresión del hombre de 52 años de edad no es única, original o inédita. Sentir que no se llegará a la pensión es una “premonición” de muchos. En el 2016, Colpensiones pensionó a 1.244.880 a los que les pagó 25 billones de pesos en mesadas, de las cuales 14 billones fueron pagados por los colombianos, por medio de los aportes al regímen de prima media y por traslados de los fondos privados a la entidad pública. Los nueve billones restantes fueron subsidiados por el Estado.
La realidad es que la gente no le cree a la pensión. No le interesa. De los cerca de 21 millones de colombianos que son trabajadores activos, según cifras la Superintendencia Financiera, en el país solo hacen aportes 7,5 millones. ¿Pero por qué la gente no le cree a la pensión?
Mientras empaca un millar de tarjetas comerciales para un taller de mecánica, Carlos hace gestos de incredulidad “pensionarse es una farsa porque uno aporta y cada rato hacen reformas. Le aumentan la edad para cuando uno se va a morir o está en un cajón pudriéndose”.
Aunque el lenguaje de Carlos es crudo, pareciera profetizar sobre lo que viene en este tema de protección social. El fantasma de una nueva reforma pensional ha reaparecido con fuerza, luego de que Santiago Montenegro, presidente de Asofondos, asegurara que el hueco fiscal en materia de pensiones para este año será de 38 billones de pesos y que la reforma es necesaria.
Las propuestas al respecto son variadas. Muchos aseguran que debe elevarse de nuevo la edad de pensión, en especial en las mujeres, que en la actualidad lo hacen a los 57 años, pues la esperanza de vida es mucho más larga que eso, lo que implican más años de aportes subsidiados.
Una de las propuestas que más suena es la de trasladar los grandes aportes y las megapensiones al Régimen de Ahorro Individual Solidario (RAIS), es decir, a los fondos privados y que las pensiones mínimas se queden en Colpensiones, que prgona sobre la vejez digna.
PUBLICIDAD
Cuando se le pregunta a Carlos sobre de qué vivirá en su vejez, se ríe y comenta “Dios proveerá”. Lo real es que el “chicharrón” de una reforma pensional le quedará al sucesor de Santos, pues este ya afirmó que en lo que resta de su mandato no modificará nada. Como siempre “amanecerá y veremos”.