Todo se dio luego de que se destapara el escándalo de pederastia por parte del sacerdote William Mazo, al que diferentes autoridades acusaron de ser abusador de cuatro niños en la capital del Valle del Cauca. Tras el conocimiento de los hechos, las familias de los afectados solicitaron la reparación moral y económica por los perjuicios ocasionados, a lo que la Arquidiócesis de Cali respondió tajantemente.
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“Hoy su despacho debe mirar si la participación de las hoy llamadas víctimas indirectas (padres, abuelas y tío) fue la más coherente al sentido común (…) y el juicio de reproche sobre si se hizo como familia lo que se tenía que hacer”, afirmó el abogado de la entidad sacerdotal, Walther Collazos. En pocas palabras, que se debe examinar si las familias actuaron como debían para prevenir que los abusos por parte del cura sucedieran.
«¿Se fue laxo, permisivo, omisivo, abandonado y desinteresado y hoy concurren ante un juez para aprovechar un hecho dañino de un tercero y fungir como víctimas indirectas?”, fue una de las cuestiones que planteó la defensa de la Arquidiócesis que a padres y familiares de los menores abusados cuando solo tenían 9 y 12 años, no le sentó nada bien.
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La madre de dos de las cuatro víctimas no entiende como el abogado de la curia puede aducir que no son víctimas y que su dolor no es real, según afirmó a El Espectador y además que cómo pueden ser los culpables de las decisiones de un cura para abusar de un menor de edad que confía en él.