El presidente de la Asamblea del estado de Santa Catarina, donde se encuentra la localidad de Chapecó, el alcalde de la ciudad y el hijo del entrenador, entre otros, estaban en la lista de invitados por el Chapecoense a Medellin, pero renunciaron a viajar en el último momento.
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Matheus Saroli, hijo del entrenador del club, Caio Júnior, viajó con su padre a Sao Paulo para emprender el viaje, pero no pudo embarcar en el último minuto porque olvidó su pasaporte.
Tras conocer la muerte de su padre, el joven pidió privacidad en un mensaje colgado en su cuenta de una red social.
«Somos fuertes, vamos a pasar por esto. Gracias a todos», señaló. “Amigos, yo, mi hermano y mi madre estamos bien. Necesitamos de fuerza, pero que nos den un poco de privacidad, especialmente a mi madre, y agradezco a todos los mensajes. Yo estaba en Sao Paulo hoy y no embarqué porque tenía olvidado el pasaporte. Somos fuertes y vamos a pasar por esto, gracias a todos”, agregó.
El presidente de la Asamblea Legislativa de Santa Catarina, Gelson Merisio, desistió de subir al avión a última hora por compromisos políticos.
El alcalde de Chapecó, Luciano Buligon, llegó a viajar a Sao Paulo para acompañar al club, pero cambió de opinión antes de embarcar para hacer un curso y decidió retrasar su viaje para hoy.
Buligon explicó que, antes de partir, habló con el presidente del club sobre el regreso del equipo y se comprometió a ayudarles a buscar un vuelo directo de vuelta para Chapecó.
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Asimismo, Alejandro Martinuccio (jugador de Chapecoense) expresó que no viajó a Colombia con sus colegas por una lesión. «Me salvé porque me lesioné. Siento un profundo dolor por mis compañeros”, dijo en rueda de prensa.
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En el accidente, ocurrido cuando el avión se aproximaba a Medellín, murieron al menos 75 de sus 81 ocupantes, entre ellos muchos de los jugadores del Chapecoense, que iban a disputar el primer partido de la final de la Copa Suramericana frente al Atlético Nacional.
El avión pertenecía a la empresa boliviana Lamia y había sido fletado por el Chapecoense para la que sería su primera final de un torneo internacional en sus 43 años de historia.
El presidente de Brasil, Michel Temer, decretó tres días de luto y ofreció cuatro aviones de la Fuerza Aérea Brasileña a los familiares de las víctimas para que viajen a Medellín.