La reunión de presidentes de la XXV Cumbre Iberoamericana comenzó hoy en Cartagena, en el mismo escenario donde hace un mes el Gobierno Nacional y las FARC firmaron la paz.
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En la escalinata de entrada al Palacio de Convenciones de la ciudad, el presidente de Colombia y anfitrión, Juan Manuel Santos, recibió uno a uno a los mandatarios, muchos de los cuales repiten visita a esta histórica ciudad pues estuvieron en la firma de la paz el pasado 26 de septiembre.
Los jefes de Estado y Gobierno, entre ellos el rey Felipe VI de España, pisaron la alfombra roja algunos vestidos con guayabera y otros con traje informal.
La secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan, abrió la cita con un discurso en el que abogó por realizar todos los esfuerzos por alcanzar «una paz estable» en Colombia.
«Nuestra presencia es un símbolo del apoyo unánime de Iberoamérica a los esfuerzos para alcanzar una paz firme y permanente», dijo Grynspan.
Y agregó que hace unos días escuchó un vallenato, cuya letra dice: «ya yo desarmé mi alma de rencillas y rencores»; para afirmar después: «esto es una manifestación espontánea del noble pueblo colombiano que en el alma de la gente la guerra ha dejado de ser una opción».
Ésta iba a ser la cumbre de la paz tras la firma el acuerdo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), pero el «no» a los acuerdos en el plebiscito sin duda han enturbiado esta cita, adornada, sin embargo, por el premio Nobel de la Paz que recibió Santos en las últimas semanas.
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A la cumbre asisten los presidentes de México, Guatemala, Chile, República Dominicana, Honduras, Perú y Panamá, además del rey de España y los mandatarios de Portugal y Andorra.
El resto de países están representados por cancilleres y vicepresidentes.
Aunque el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha confirmado su asistencia a la cumbre, en el momento de la inauguración no había llegado a Cartagena.
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