Aunque las Farc fueron designadas como grupo terrorista no sólo por el Gobierno colombiano, sino también por los de Estados Unidos y la Unión Europea, entre otros, el proceso de paz iniciado hace cuatro años en La Habana ha permitido conocer otra cara de la guerrilla, la más humana, la que nos hace entender que no se trata de un enemigo sino de otros colombianos.
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La experiencia que vivieron los cientos de periodistas que viajaron a los llanos del Yarí durante una semana comprobó lo anterior.
Solo con la convivencia por varios días, que transcurrieron entre entrevistas, conciertos, ruedas de prensa y largas tertulias en los campamentos, se pudo descubrir el otro lado de los milicianos de las Farc.
Estas son las conclusiones a las que llegaron dos reporteros de Publimetro, desde su perspectiva, y que hoy resumimos a continuación:
1. La disciplina de un ejército. Tal vez una de las primeras cosas que quedaron al descubierto fue la estricta disciplina de las filas. Para los guerrilleros, las reglas son inquebrantables y ese respeto por dichas reglas es lo que, según ellos, ha logrado mantenerlos unidos durante 52 años de conflicto.
2. Trato entre cabecillas y rasos. A pesar de esa disciplina, el trato entre los cabecillas y los guerrilleros rasos es muy cercano, de confianza, casi de hermandad.
3. Participación de mujeres. Para sorpresa de muchos, el porcentaje de mujeres en las filas de la guerrilla es alto y el trato que se les da a ellas y a los hombres es equitativo. Sin embargo, el aborto es una realidad que nunca han podido ocultar. La mujer guerrillera que quede en estado de embarazo debe abortar aunque esté o no de acuerdo con la orden. A pesar de esto y gracias al acuerdo de paz ya se han registrado varios casos de mujeres de las Farc embarazadas.
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4. Recreación. Aunque los ciudadanos del común tienen miles de maneras de recrearse y este tema no es tan obvio en su lista de quehaceres del mes, no ocurre lo mismo para los miembros de las Farc. A pesar de vivir en función de la guerra, los espacios de diversión dejan de ser un premio para convertirse casi en un deber.
De la misma manera en la que se les asignan tareas, como preparar los alimentos para todos, también es obligación tener espacios de recreación en los que se dedican a jugar fútbol, vóleibol o a bailar, siempre y cuando no pongan en riesgo la seguridad del grupo.
5. Alfabetización. La mayoría de guerrilleros reconocen que ingresaron a las Farc siendo menores de edad y aseguran que nadie los obligó. En algunos de esos casos, al momento de entrar a las filas no sabían leer ni escribir. Pero, para la organización es importante que todos sus guerrilleros cuenten con un nivel mínimo de educación y por eso a quien lo necesitara se le asignaba un profesor para que le enseñara lo básico en lectura y matemáticas.