Solo el 37,43 % de las personas habilitadas para votar lo hicieron. Es decir, 13.066.047 de 34.899.945 fueron a las urnas el 2 de octubre.
Votos no marcados: 86.243
Votos nulos: 170.946
La última jornada electoral, en la que se tenía que definir si se apoyaba o no el acuerdo con las Farc, la abstención fue del 62,57 %. Ese 2 de octubre el ‘no’ ganó con el 50,21 % de los votos, (6’431.376 personas) contra el 49,78 % del ‘sí’ (6’377.482 personas).
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A pesar del fracaso que representó para el Gobierno dicho resultado, otro aspecto que llamó la atención fue que solo el 37,43 % del total de personas habilitadas para votar asistieron ese domingo a las urnas.
Una de las primeras en llamar la atención sobre este hecho fue la Organización de Estados Americanos (OEA), que recomendó al país adoptar medidas contra la alta abstención que se registró.
En su informe preliminar, la misión de observación de la OEA, que supervisó el plebiscito, resaltó «la alta abstención de la ciudadanía», un «aspecto reiterado en los procesos electorales colombianos que la OEA ya ha consignado en diversos informes pasados».
Esta organización ha acompañado a Colombia en 14 procesos electorales desde 1994 y por eso su crítica es tan importante para el Gobierno.
En el país aún no existe un estudio que explique las razones de la abstención, aunque siempre obtiene un gran porcentaje.
Para Iván Garzón, director del programa de Ciencias Políticas de la Universidad del Rosario, la visión del colombiano promedio es que su voto no hará la diferencia. En conversación con PUBLIMETRO explicó que un gran número de ciudadanos no piensa que su participación en elecciones sea importante.
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“Digamos que mucha gente, al ver que en las campañas hay tanta guerra sucia, hay tanta mentira, hay tanta mezquindad, pues llega a la conclusión de que su voto no hará la diferencia y creo que ese es uno de los temas que más desincentivan la participación”, manifestó.
Por eso la misión de la OEA, que publicará su informe completo próximamente, «reiteró la recomendación de que se adopten medidas tendientes a incrementar el ejercicio del derecho al sufragio con el objetivo de que los ciudadanos cumplan con su responsabilidad democrática».
¿El voto obligatorio es la solución?
Para Garzón, ésta no sería la opción. “No creo que en una democracia liberal la mejor forma de promover el voto sea convirtiéndolo en obligatorio”, afirmó.
Según su análisis, la abstención en Colombia es un llamado de atención a la clase política, que evidencia “la distancia que suelen tener sus propuestas y sus causas del sentido común y del interés mayoritario de la población”.
Por eso indicó que la mejor solución sería promover más estímulos para los votantes, además del medio día laboral libre y los múltiples descuentos a los que pueden acceder con el certificado electoral.
“Tampoco se trata de sobrecargar al Estado con una mayor carga fiscal, pero habría que estudiar qué otros incentivos han funcionado en otros países”, señaló.
Y concluyó diciendo que “parte del problema del voto obligatorio es que termina siendo un saludo a la bandera. Es decir, en principio suena muy lindo que todo el mundo tenga que votar, pero la experiencia de países donde el voto es obligatorio, como en Argentina o Perú, es que alguna gente simplemente cumple con el deber para evitar una multa”.