«De nada vale el desarme si a las Farc se les permite conservar la riqueza ilícita con la cual se pueden rearmar en cualquier momento y atacar nuevamente a la población civil y a la fuerza pública»: Alejandro Ordóñez.
El funcionario, conocido crítico del proceso de paz, aseguró en una rueda de prensa que ese acuerdo no es garantía de que las Farc no vuelvan a rearmarse y declaró que «eso no puede depender de la buena fe de esa organización».
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En ese sentido, manifestó que ese acuerdo permite que más de la mitad de las Farc no se desmovilice.
«El Acuerdo establece que a las zonas de ubicación de miembros de las Farc solo se desplazarán quienes hacen parte de ‘misiones, comisiones y unidades tácticas de los frentes’ de la organización, lo que deja por fuera a gran parte del ‘grupo armado organizado’, como son los integrantes de las milicias», afirmó Ordóñez.
Por otra parte, aseguró que «de nada vale el desarme si a las Farc se les permite conservar la riqueza ilícita con la cual se pueden rearmar en cualquier momento y atacar nuevamente a la población civil y a la fuerza pública».
Asimismo, Ordóñez dijo que la ONU, que vigilará el proceso de dejación de armas, no tiene la autonomía para ejecutar las acciones que considere necesarias para asegurar que el desarme de las Farc sea total.
«El Acuerdo no señala procedimientos que permitan establecer el real número de armas que tiene ese grupo, tampoco si llegarán a existir armas que no se entregaron o si el grupo o facciones del mismo escondieron armas o las vendieron a otras organizaciones al margen de la ley, como el Eln o bandas criminales», agregó.
Teniendo en cuenta esto, recordó que la misión de la ONU solo tiene un mandato de 12 meses, lo que no le permitirá «establecer si las Farc se quedaron con armas o si los integrantes de las milicias, que no se desmovilizarán, quedarán con alguna reserva de armas».
El pasado jueves el Gobierno y las Farc firmaron en La Habana un acuerdo sobre «Fin del conflicto» que incluye el alto el fuego bilateral y definitivo, así como el protocolo para que esa guerrilla deje las armas, considerados como la antesala de la firma de la paz, que pondrá fin a 52 años de conflicto armado en Colombia.