La cabecilla del grupo era la madre, identificada como Erika, y los otros integrantes eran su hijo Brian, su hermano Javier y su cuñada, llamada Diana.
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Ellos convencían a mujeres de escasos recursos prometiéndoles falsos empleos en el exterior, como trabajo en misceláneas, doméstico y en restaurantes.
Una vez captadas, les conseguían la visa y las ayudaban con los tiquetes.
Sin embargo, el panorama cambiaba cuando llegaban a China. Ahí, las víctimas eran prostituidas y esclavizadas en la ciudad de Guangzhou.
Javier y Diana eran los encargados de escoger a las mujeres en Colombia y Brian, de 19 años, las cuidaba en el país oriental.
“A ellas las alojaban en su apartamento en China y luego les dejaban al descubierto su faceta real: la de explotadora. Las mujeres eran vigiladas por Brian, que hoy tiene 19 años, pero quien cuidaba a las chicas colombianas desde sus 15”, informó la Policía.
Además, la investigación de la Dijín reveló que las víctimas tenían que pagar los 30 millones de pesos que costaban sus tiquetes desde Colombia.
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Este caso se conoció gracias a la denuncia que hace 6 meses hizo la madre de una de las mujeres víctimas de esta trata de personas.
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EA/PUB
