Así se preparan Cali y el Valle del Cauca para el cambio climático

Municipios como Buenaventura, Dagua, Restrepo, La Cumbre, Cartago, Jamundí, Alcalá y Cali, ya cuentan con una hoja de ruta con acciones concretas y estratégicas para combatir el cambio climático.

El Centro de Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), el Dagma y la CVC presentaron un conjunto de 13 publicaciones, útiles para la planificación y el ordenamiento ambiental de territorios, que incluyen ocho portafolios de medidas de adaptación, tres inventarios municipales de gases de efecto invernadero (GEI), un análisis de vulnerabilidad del sector cafetero y una evaluación del potencial de generación eléctrica con fuentes alternativas de energía.

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“Es vital facilitar un mejor entendimiento de qué es el cambio climático, en qué se diferencia frente a fenómenos como El Niño y qué están haciendo diferentes instituciones en materia de adaptación y mitigación. Todo esto para facilitar que una mejor gestión ambiental esté incluida en la planeación para el desarrollo de cada municipio”, enfatizó Jeimar Tapasco, PhD en Economía ambiental del Área de Investigación del CIAT en Análisis de Políticas (DAPA).

Andrés Carmona, profesional especializado de la Dirección Técnica Ambiental de la CVC, indicó que gracias a dichas publicaciones se podrá establecer la ruta de pasos a seguir para combatir los efectos del cambio ambiental en toda la región.

Entre las acciones a tomar se encuentra el establecimiento de nuevas áreas de reserva natural, la restauración y recuperación de suelos degradados en La Cumbre y Restrepo, el desarrollo de un plan de zonificación ambiental en la reserva forestal del Pacífico, la reforestación con especies nativas en La Cumbre y el desarrollo de sistemas silvopastoriles en Dagua.

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Con respecto a Cali, los estudios arrojaron que la capital del valle del Cauca genera al menos 65 millones de toneladas de gases efecto invernadero, el 50% de ellos expulsados a los automotores, por lo que la única manera de neutralizar dichas emisiones sería sembrando 15.000 hectáreas de árboles.

“Es una confrontación entre el desarrollo y el medio ambiente. Tenemos que proveer todas las herramientas metodológicas y políticas para convencer a la gente de que protejamos las áreas verdes y boscosas. Tenemos propuestas de proyectos para recuperar los antejardines, que ahora se han perdido por el cemento. Los antejardines son muy importantes porque permiten la filtración de agua y evitan las riadas”, informó Luis Alfonso Rodríguez Devia, director del Dagma.

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