Con la suspensión de la rumba extendida en Bogotá muchos capitalinos que disfrutaban cada fin de semana hasta las 5:00 a.m. quedaron desinflados. Otros, por su parte, aprobaron tajantemente la medida del Distrito de dejarlo hasta las 3:00 a.m. argumentando que es más que suficiente.
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Sin embargo, el debate se vuelve a abrir no solo por el horario sino por las cifras que se han presentado en cuanto al aumento de riñas, aumento de sustancias psicoactivas y accidentes vehiculares; y algo más de fondo: ¿le está llegando la hora a Bogotá de convertirse en una ciudad 24 horas?.
PUBLIMETRO habló con Camilo Ospina, presidente de Asobares, sobre el tema que no solo afecta a los establecimientos que hacían parte de esta extensión, sino que se pone sobre la mesa el tema de la ilegalidad que se esconde en este sector.
¿Cuál cree que será su futuro tras la medida que tomó el Distrito?
Lamentablemente aquí los que se fortalecen son los ilegales, porque para nadie es un secreto que hay un mercado ilegal de la rumba amparado bajo la figura de los ‘amanecederos’ y los clubes sociales. Lo que va a pasar es que vamos a llegar a que los ciudadanos van a visitar estos sitios, que ni siquiera están en la mira de las autoridades por su carácter privado, después de las 3:00 a.m.
¿Cuál será el mayor problema al que se tendrán que enfrentar?
Cuando comience esa migración se van a presentar riñas en el espacio público y, ojalá no suceda, accidentes viales porque la gente que sale de los establecimientos y deciden extender su rumba, y se van a estos sitios hasta la madrugada. Ahí habrán problemas.
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En realidad, ¿crecieron las riñas y el consumo de drogas como lo afirmó el Distrito?
Para nada y nos están endilgando unas responsabilidades y unas estadísticas que no han interpretado correctamente. El aumento de las riñas no se debe a que 250 establecimientos en Bogotá estén operando dos horas más, es así de sencillo. Las cifras del Centro de Estudios y Análisis en Conviviencia y Seguridad Ciudadana (CEACSC) dice que el 80% de las riñas las causan menores de edad que no están en los bares, que están en las zonas de rumba, pero en el espacio público.
Pero, ¿qué pasa con los índices de accidentalidad vehícular?, ¿Los tocan directamente?
El Distrito está mal informado porque solamente el 1.04% de los accidentes de tránsito, con corte al 2015, tuvieron como causa probable embriaguez.
¿Durante la extensión de la rumba, los ‘amanecederos’ o clubes privados disminuyeron?
Sí, 63 establecimientos, según la Secretaría de Gobierno, que estaban amparados por la figura club social se convirtieron en establecimientos abiertos al público.
Pero el ‘bolsillo’ de esos establecimientos también se afecta…
Esto no es un tema de bolsillo de 250 empresarios, esto es un tema de ciudad. Toda capital que se respete reconoce su industria nocturna, reconoce su industria turística en la noche. Por ejemplo, hay lugares que ya tenían contratados Dj’s y orquestas, es ahí donde se van a ver afectados porque tendrán que responder igual. Sus planes de mercadeo y en sus contrataciones se verán afectados por no tener una rumba legal hasta las 5:00 a.m.
¿En algún momento trabajaron mano a mano con el Distrito por construir esa industria nocturna a la que usted se refiere?
Sí y por eso tomaron la medida de evaluar la medida, con eso estamos de acuerdo. Con lo que no estamos de acuerdo es que se citen unas cifras y se diga que no tienen los informes porque se contradicen, tienen las cifras o no las tienen, tienen los informes o no los tienen. Ahí es donde ponemos nuestra voz de alerta.
¿Cuál es la propuesta que tienen ustedes para el Distrito?
Precisamente el secretario de Gobierno, Miguel Uribe, se comunicó conmigo y quedamos en reunirnos para analizar precisamente esa discusión y escuchar propuestas.
Asobares hace una propuesta clara y puntual: Bogotá necesita una política pública para las noches, que organice las actividades, que las categorice y las clasifique; que existan horarios que se discutan con organizaciones sociales, de residentes, con la administración y si el concejo quiere entrar en esa discusión, bienvenido; pero que organicemos una política pública y que no sea el horario un tema discrecional con la administración de turno porque una quiere la rumba hasta la 1:00 a.m.; la otra hasta las 5:00 a.m. y las otra hasta las 2:00 a.m. No podemos jugar con el sector privado de la capital.
Una política pública no se construye de la noche a la mañana y ahora con la suspensión se pone una barrera, ¿creen que el Distrito está dispuesto a trabajar en ella? y ¿quiénes también deberían hacer parte de la misma?
Esperamos que sí y por eso ellos solo han suspendido, aunque están derogando el decreto están suspendiendo porque sí reconocen que Bogotá tiene una dinámica las 24 horas y hay una porción poblacional que quiere extender su rumba hasta las 5:00 a.m.
En realidad el tema de la definición de la hora no es tan trascendental si se organizan las actividades, no solo la de los bares sino que abramos comercio, que abramos bibliotecas, que generemos una dinámica en los parques, en el espacio público y una ciudad que es más activa en la noche, es más segura.
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