¿Recuerdas qué soñabas para tu vida cuando eras niño? ¿Qué sueños concretos tienes para tu vida en este instante? O mejor aún, si tuvieras total certeza de que tus sueños y visiones se van a convertir en una realidad ¿qué soñarías y que harías hoy?
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En medio de días caóticos, estrés constante y vivir afanados por necesidades que nos hemos tragado como nuestras, o de complacer ideales que son más ajenos que propios se nos ha olvidado soñar con lo que queremos para nuestra vida, ilusionarnos y sentir dicha ilusión como real, tal como lo hacíamos cuando jugábamos siendo niños, se nos está olvidando sentir esa incontrolable dicha producto de vivir el presente y emocionarnos por la realidad de que nuestro futuro nos pertenece a nosotros mismos y no a nadie más.
Tan envueltos estamos en ese estrés diario, que si tus sueños y visiones se convirtieran en este instante en realidad, lo más probable es que estarías peor que ahora, porque seguramente estás pensando desde tu angustia y miedo en problemas, discusiones, proyectos que no salen bien, deudas, etcétera… Necesitamos que nuestra alma tome aire y nuestros sueños puedan respirar, volver a soñar con éxito, libertad y felicidad.
Lo más curioso de todo es que aún cuando existe un sinnúmero de razones por las cuales las personas no viven sus sueños o no hacen lo que les gusta, la razón más fuerte suele ser que la mayoría de personas ni siquiera creen que lo que sueñan sea posible para ellas o en el fondo dudan que lo merecen, no se permiten creer con todo su corazón que las cosas pudieran ser diferentes, asumen que eso jamás va a pasar y cuando tratan de hacer algo diferente están tan predispuestas ante el fracaso que cometen autosabotaje para con sus planes de vida.
Existen muchas maneras de vivir la vida, pero solo una que te puede garantizar tener éxito, plenitud y felicidad: ¡creer en ti!
Bien dicen que un deseo no cambia nada, ¡pero una decisión lo puede cambiar absolutamente todo! Puedes mantener una limitada y pobre visión de tu vida, de lo que deseas y lo que crees que puedes lograr, o puedes enfocar toda tu energía y todos tus esfuerzos en fortalecer la visión que tienes de tu propia vida, de tu presente y de tu futuro, de tus capacidades y anhelos y poco a poco verás un verdadero cambio en ti, un cambio en lo que antes definías como tu destino.
Lo mejor es que no tienes que hacer grandes proezas para lograrlo, aunque sí inicialmente un importante esfuerzo para poder controlar tus pensamientos, dejar de lado esos impulsos por pensar mal frente a tu propia vida y enfocarte en aquello que te hace sentir bien contigo mismo y con todo lo que te rodea. Si la fe mueve montañas, permítete caminar con absoluta fe (en ti y en tus capacidades) y con total convicción de que tus metas y anhelos serán una realidad, y esa certeza permitirá que sea real, viendo cómo se mueven esas montañas creadas por tus miedos, inseguridades y ansiedad.
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Entonces, si lo sueños se pueden convertir en realidad, ¿qué va a pasar a partir de hoy con tu realidad?
*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.