La sal es un nutriente esencial en la vida del ser humano, sin el cual no se podría vivir, un consumo moderado de este nutriente, un estilo de vida sano y una nutrición balanceada, son necesarios para tener un óptimo estado de salud y una mejor calidad de vida.
La sal contribuye en la hidratación del cuerpo, ayuda a controlar la cantidad de agua en el organismo, permite que el sistema nervioso transmita impulsos al cerebro para la relajación muscular y hasta regula el sueño, además evita el estrés.
La Organización Mundial de la Salud y UNICEF consideraron que la sal es fundamental para la prevención del hipotiroidismo, el bocio y la caries dental.
El consumo de sal debe adecuarse a la edad y al estado de salud de la persona:
El embarazo: Desde la gestación es imprescindible el consumo moderado de sal yodada, un mayor consumo de sal evita la incidencia de pre-eclampsia.
Infancia: La leche materna es el alimento único e irremplazable durante los primeros dos años de vida. Sin embargo, a partir del primer año es recomendable introducir, durante la alimentación complementaria, pequeñas cantidades de sal en las comidas diarias, para aportar sabor a ciertos alimentos, que favorecerán el correcto funcionamiento de su organismo.
La tercera edad: Estas personas no deben reducir el consumo de sal, ya que las dietas bajas en este ingrediente pueden conllevar a determinadas complicaciones, como la deshidratación.
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