Amar es algo normal en este siglo. La libertad también lo es. Por eso es que no debe importar lo que digan de nosotros y mucho menos si algunos no aceptan lo que hoy en día es algo regular.
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Y es que aunque la mayoría acepta que el amor no tiene orientación, ni género, todavía hay otros a los que les cuesta aceptar que esto no es anormal. Ser feliz y libre implica alejarse de los estereotipos y explorar distintas formas de buscar el placer de una manera diferente.
Muchos han fundamentado el camino para amarnos con libertad. Quentin Crisp y su ingenio en Nueva York y Londres, Freddie Mercury y Elton John sobre un escenario. En nuestros días, Ellen Page lucha por nuestros derechos en Hollywood y Billy Porter reivindica a través de su vestuario que la creatividad está en el alma y no en las preferencias. Ellos han dejado un gran legado para la humanidad por precisamente, ser diferentes.
Pueden ser mil colores: el arcoíris, el negro, cualquiera. No queremos más etiquetas o que nos metan a todos en una misma bolsa, porque somos diferentes y elegimos quiénes queremos ser. Y estamos orgullosos de ser parte de una comunidad que refleja cuán llenos de matices estamos, cuán diversos somos y lo que hemos aportado al mundo en todo sentido, precisamente por eso, porque se siente el placer de ser diferente.
El orgullo de ser parte de la comunidad LGBTI es el que ha movido a que más personas se sientan confiadas de salir del closet y de gritarle al mundo que pueden ser libres sin ninguna etiqueta. Así, pueden encontrar su lugar en el mundo y de paso encontrar conexiones únicas con personas iguales a ellas.
Ahora bien, no solo quienes hacen parte de esta comunidad han querido ser libres. Los que son heterosexuales también apuestan por este derecho en todo sentido para crear, vivir, amar y obviamente, sentir placer. Ser único y diferente es clave para atraer cosas positivas a su vida. Recuerde que la plenitud real solo se logra cuando uno realmente se acepta así mismo.
Nelson Mandela, uno de los líderes más importantes en la historia de la humanidad decía que “una de las cosas más difíciles no es cambiar la sociedad, sino cambiarse a uno mismo”. Es por eso que debemos estar dispuestos a todo para sentir el placer de ser diferentes sin pensar que somos menos que nadie, simplemente por el hecho de no estar en la masa.
Es allí donde Durex nos permite explorar a nuestra manera las infinitas posibilidades que nos ofrece la vida. Una en la que estamos hechos para vivirla con seguridad, responsabilidad, y sobre todo, con la confianza y la satisfacción de saber quiénes somos.