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Voluntarios universitarios y su tejido social

Educar y formar son, a simple vista, responsabilidades importantes que las instituciones de educación superior asumen como parte de su razón de ser. Sin embargo, llevar este compromiso a la población más necesitada es digno de reconocer.

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Con una filosofía enfocada en la calidad de vida, la Universidad El Bosque pone a disposición de la comunidad educativa en pleno, diferentes programas de voluntariado, como Fútbol por la paz, Tigres de El Bosque, entre muchos otros que logran cambiar realidades a través del conocimiento y compromiso.

Descubra en este video el impacto que el área de Bienestar Universitario, a través de los programas de voluntariado, produce en los niños que viven en el barrio El Codito, al norte de Bogotá y sea testigo de cómo aprenden sobre valores, reconocen sus propios derechos y los de los demás, por medio del deporte y el arte.

Este barrio ubicado en la localidad de Usaquén, fue construido de manera informal sobre los cerros orientales de la ciudad. En el habitan personas en situación de vulnerabilidad que enfrentan problemáticas como la violencia entre pandillas por el control del territorio y la pobreza.

Entendiendo las necesidades de la población, la Universidad puso en marcha en el lugar dos programas que “trabajan temas de educación para la paz desde perspectivas diferentes: Tigres de El Bosque desde una perspectiva lúdica y el proyecto Fútbol por la paz trabaja el deporte como expresión de ciudadanía y un escenario en el que se pueden construir expresiones de paz”, comenta Alejandro Martínez, Coordinador Grupos Universitarios, Bienestar Universitario de la Universidad El Bosque, quien también asegura que los voluntariados hacen presencia en la zona desde hace 7 años y han impactado 140 personas aproximadamente.

En los programas de voluntariado, los estudiantes, profesores, y el cuerpo administrativo de la Universidad El Bosque, donan parte de su tiempo, esfuerzo y talento en beneficio de las poblaciones en situación de vulnerabilidad, no sin antes recibir una capacitación que asegura que la ayuda se entregará de la mejor manera. Así, se genera tejido social en un momento histórico en el que el país pide que haya una participación ciudadana solidaria.

“El voluntariado es la posibilidad de acercarse a las comunidades y con ello darse cuenta que el ejercicio de construir país, es más de lo que se ve en un salón de clase”, comenta Alejandro Martínez, sobre lo que estas experiencias generan en la comunidad universitaria.

Con iniciativas como esta la universidad no solo forma profesionales comprometidos con el bienestar de los demás, también mejora las condiciones de vida de muchas otras personas gracias a un ejercicio de construcción participativa, en el que se involucra a la comunidad por medio de un acuerdo mutuo. Un impacto en doble vía que genera cambios importantes para quienes brindan su tiempo y conocimiento y para aquellos que la reciben.

 

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