En la pasada celebración del Día del Maestro, se hizo evidente que existe un número significativo de profesionales que se desempeñan como docentes de su área específica, pero que desafortunadamente carecen de la formación pedagógica para dicho efecto.
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En 2016 había cerca de 143 mil docentes en las universidades del país, según el Observatorio de la Universidad Colombiana. De estos, aproximadamente la mitad son catedráticos, profesionales que, en un principio, buscaban orientar procesos específicos con su experiencia profesional.
Hoy en día, las cátedras se extienden cada vez más en todas las universidades, especialmente en aquellas que cuentan con certificados de Alta Calidad y que por obligación deben contratar docentes profesionales que, además de su pregrado, tengan una especialización o maestría. Sin embargo, estos profesionales, pese a conocer muy bien el área de conocimiento a su cargo, tienden a no contar con un posgrado orientado a enseñar conceptos propios de su área.
Enseñar requiere competencias asociadas al saber, al hacer y al ser. En otras palabras, enseñar no se reduce meramente al dominio de conocimientos, sino que se extiende a la ejecución de acciones relacionada con la praxis y a la constante reflexión frente a al quehacer educativo.
Una mirada más cercana a la labor docente pone de manifiesto que esta tiene un alcance que trasciende a otros escenarios diferentes al salón de clases. En palabras del educador Carlos Buitrago profesor de la Maestría en Docencia de la Educación Superior de la Universidad El Bosque: “El docente tiene la posibilidad de transformar con conciencia sus realidades personales y profesionales. Ser persona reconocida no sólo por su conocimiento, sino por la sabiduría para conducir e intervenir pedagógicamente, con la intención de lograr aprendizajes significativos en sus estudiantes.”.
Por esta razón, la Universidad el Bosque toma como referente potencias educativas como Finlandia, quienes van a la vanguardia en temas relacionados a la construcción del conocimiento asistidos con tecnologías focalizadas en la gamificación y aprendizaje ubicuo.
“Es importante convencernos que no solamente la transmisión de todas las teorías y conceptos es lo que hace que una profesión sea importante para la sociedad, sino la influencia que los profesionales logran en otros individuos”, asegura Buitrago.
Los programas de posgrado centrados en la formación docente pretenden velar por una mayor calidad en los procesos pedagógicos en contextos locales y nacionales, representados por profesores capaces de dominar áreas específicas articuladas con las competencias pedagógicas.