Mito 1: Una persona joven no necesita tener un seguro de vida. Ser joven no es garantía de longevidad y de no estar expuesto a un accidente que acabe con su vida. De hecho, según Medicina Legal, en su informe preliminar de Lesiones Fatales de Causas Externas en Bogotá entre enero y agosto de 2017, fallecieron 1.375 personas mayores de 18 años. 939 estaban entre los 18 y los 44 años. Dentro de este mismo grupo 568 personas estaban casadas o convivían en unión libre, mientras que 657 eran solteras.
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Mito 2: No lo necesito, ya tengo un seguro con mi crédito hipotecario. La cuota que le descuentan de cada pago que realiza de su crédito es única y exclusivamente para cubrir la deuda que corresponde al crédito de la vivienda, mientras que un seguro de vida le hace entrega a su familia dinero para solventar las necesidades después del deceso.
Mito 3: Un seguro de vida solo sirve cuando fallece la persona. No, las pólizas de seguros incluyen más coberturas, como rentas mensuales en casos de incapacidad total y permanente o también en el caso de enfermedades graves.
Mito 4: Un seguro de vida es solo para los papás cuando mueran. No, aplica para cualquier persona, sin importar si tiene o no hijos. Al final se trata de dejar una protección a los seres queridos en ese momento en el que ya no se esté.
Mito 5: Un seguro de vida es muy costoso. No es cierto, hoy en día un seguro de vida se puede conseguir desde $7.100 pesos mensuales, el valor de la prima depende de la cobertura del mismo y de la capacidad de pago mensual de cada persona.