Autoridades del departamento de La Guajira, que comparte unos 240 kilómetros de frontera con Venezuela, pidieron al Gobierno más medidas para brindar apoyo social y económico a los compatriotas y venezolanos que llegan a esa región por la crisis que afecta al país vecino.
«Colombia, como un país hermano, debe ayudar a Venezuela a tratar ese asunto, que es un problema internacional que hoy está afectando a nuestro país», dijo el alcalde de Dibulla, Bienvenido Mejía.
El funcionario consideró que el Gobierno debe diseñar una política migratoria con los departamentos y municipios para brindar «apoyos sociales y económicos» a quienes llegan huyendo del «drama» venezolano.
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«El Gobierno nacional tiene que mirar y definir alguna política para atender esa situación, que si hoy no es tan grave todos los días se agudiza más», agregó.
Según él, en las calles de Riohacha se ven a diario venezolanos «buscando trabajo», mientras en Barranquilla hay un barrio conocido como «Caraquita» y en Santa Marta también se nota de presencia de venezolanos.
El alcalde del municipio de La Jagua del Pilar, José Amiro Morón, propuso que ambos Gobiernos puedan «idear estrategias» que permitan destinar recursos a la atención de estas personas.
«En algún momento Venezuela le fue muy útil a Colombia y estas son crisis temporales en la que hoy nosotros no debemos darle la espalda», añadió.
«Lo mismo que está pasando Venezuela en alguna oportunidad lo vivió Colombia, que los colombianos se iban buscando oportunidades en Venezuela. Hoy los hermanos venezolanos también vienen en busca de oportunidades», aseguró por su parte el alcalde de Fonseca, Misael Arturo Velásquez.
No obstante el funcionario admitió que están sufriendo delincuencia, la prostitución y la llegada de mano de obra barata que compite con la local.
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Por su parte, el alcalde del municipio de Urumita, Giovanny Ramos, consideró que los departamentos fronterizos «deben tener una jurisdicción especial» debido a las «condiciones especiales» con las que conviven, entre ellas la «doble nacionalidad» de muchos de los habitantes de La Guajira, en su mayoría de la etnia wayúu.
«La mayor parte de los guajiros se iban a Venezuela y trabajaban, ya no lo pueden hacer; ahora está pasando todo lo contrario: los venezolanos están llegando y ofrecen una obra de mano muy barata», comentó.
Ramos advirtió el efecto del cierre de las fronteras terrestres ordenado en agosto de 2015 por Venezuela, limitado actualmente al paso de peatones, y del retorno de «una gran cantidad de colombianos» que residían en el vecino país.
El gobernador encargado de La Guajira, Weildler Guerra, destacó que el Gobierno ha adoptado medidas de atención humanitaria, aunque admitió que la situación venezolana ha impactado la región.
«Tenemos una migración constante de personas desocupadas, presión sobre el empleo, tenemos personal que llega enfermo, se han desbordado los servicios de salud. Y aunque hay un puesto fronterizo, que es Paraguachón, por donde transita la gente y tenemos los registros, hay muchas trochas, son 240 kilómetros de frontera», aseguró.
Guerra afirmó que una de las comunidades más afectadas es la wayúu, cuya economía, apuntó «estaba articulada» a la venezolana
«La zona de la alta Guajira se consideraba una zona rural, marginal y suburbana de (la ciudad venezolana de) Maracaibo y fue la primera impactada», comentó el funcionario.
Para el director de Migración Colombia, Christian Krüger, no se puede hablar de una «avalancha» de venezolanos en el país, y recordó que hace un par de décadas «este fenómeno era al contrario: era el colombiano viajando hacia Venezuela».
«Más de un millón de colombianos calculamos alcanzó a residir en Venezuela en las tres últimas décadas, estas personas, estos colombianos, están regresando a nuestro país es el fenómeno de la migración de retorno y no solamente de Venezuela sino de otros países», agregó. EFE