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Los abrazos y por qué se extrañan en la pandemia del coronavirus

Diversos estudios sostienen que los abrazos son más que una muestra de afecto, pues ayudan a la salud física y psicológica de las personas.

La importancia de los abrazos y por qué los extrañamos en la pandemia del coronavirus

¿Qué es lo que más extrañan que podían hacer antes de la pandemia del coronavirus? Muchos dirán que los viajes, las reuniones con amigos, las fiestas, las salidas, los partidos; la lista es muy larga y depende de los gustos de cada persona.

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Sin embargo, esas actividades poco a poco regresarán, pero hay algunas más personales, íntimas y cercanas que enriquecen a la persona física y psicológicamente.

La importancia de los abrazos

Se trata de los abrazos. El contacto con las personas que se aman, ya sean padres, hijos, hermanos, familiares o parejas, es algo que también se ha llevado la pandemia del coronavirus.

Las indicaciones de especialistas y autoridades, como la sana distancia y evitar las reuniones sociales, así como salir lo menos posible de su casa, han hecho que algo tan simple como esta muestra de afecto no se pueda realizar.

“Los abrazos son algo primordial para nosotros como especie”, dijo Frances Chen, investigadora de la Universidad de Columbia Británica, cuyo trabajo se centra en cómo las relaciones sociales afectan la salud física.

“Es muy natural que los padres abracen a sus hijos pequeños, por lo que probablemente sea algo que hayas asociado con la comodidad a lo largo de tu vida. Inconscientemente te crea un nexo confortable con las personas que abrazas”, explicó.

La especialista resalta que los abrazos comunican muchos sentimientos, entre los que se encuentran seguridad, confianza y nostalgia.

Hace algunos años, la doctora Chen formó parte de un estudio en el Zoológico de Leipzig, en Alemania, que estudió el comportamiento de los primates.

En las noches, separaban a los animales en diferentes grupos y observaban que en las mañanas corrían para abrazarse. “Es probable que damos abrazos, porque los asociamos con las reuniones”.

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De hecho, en el idioma inglés, la palabra “hug” (abrazo) proviene del nórdico antiguo “hugga”, que significa “to confort” (consolar o confortar).

Envía señales al cerebro

Pero un abrazo va más allá de una simple muestra de cariño. Es capaz de llegar a las raíces de la fisiología.

Cuando las personas realizan esta actividad, los receptores de presión debajo de la piel envían señales al cerebro, que activan el nervio vago, que es el más largo de todos los nervios craneales.

“El vago es responsable de ralentizar la frecuencia cardíaca, ralentizar la presión arterial y, bioquímicamente, ralentiza la producción de hormonas del estrés”, indicó Tiffany Field, directora del Touch Research Institute de la Facultad de Medicina Miller de la Universidad de Miami, para The Globe and Mail.

Por si fuera poco, este tipo de demostración de afecto, también aumenta los niveles de la oxitocina, conocida como la hormona del amor.

Otros beneficios de los abrazos

Es más, una gran cantidad de estudios han demostrado que los abrazos pueden desencadenar una amplia gama de beneficios, desde estimular el sistema inmunológico hasta hacer que las personas tengan menos miedo a la muerte.

De acuerdo a un informe publicado en la revista PLoS One, de hace tres años, investigadores del Laboratorio para el Estudio del Estrés, la Inmunidad y la Enfermedad de la Universidad Carnegie Mellon, en Pittsburgh, mostraron cómo pueden ayudar a los individuos con algunos conflictos personales

A más de 400 hombres y mujeres los entrevistaron todas las noches durante dos semanas.

Las personas contaron sus problemas, así como si habían sido abrazados o no.

La investigación halló que los que fueron abrazados se vieron menos afectados por sus problemas interpersonales.

“Parece que el contacto físico afectivo, como los abrazos, suelen ser un poderoso recordatorio para las personas de que se les cuida, que pertenecen a un grupo social, que tienen este tipo de seguridad social”, dijo Michael Murphy, uno de los investigadores principales del estudio.

“Esas experiencias aumentan nuestra percepción de que tenemos personas disponibles para nosotros y eso puede hacer que las experiencias estresantes parezcan menos amenazantes. Por lo general, nos ocupamos mejor del estrés cuando contamos con buenos apoyos”, continuó.

Otro análisis, de 2015, demostró que influye en la respuesta inmunitaria de las personas. También en la Universidad Carnegie Mellon expusieron a los participantes a un virus del resfriado y después fueron observados en su cuarentena en un hotel. Las personas que recibieron más abrazos mostraron síntomas menos severos.

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