Las autoridades de Nueva York, epicentro mundial del COVID-19, lanzaron este sábado de Semana Santa un mensaje de esperanza anunciando una estabilización en el número de fallecimientos a causa del coronavirus en el estado y un declive en ingresos hospitalarios e intubaciones, a la vez que instaron a los ciudadanos a que se aferren a sus creencias para superar este «horrible» momento.
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«La buena noticia es que el número de muertes se está estabilizando», dijo el gobernador neoyorquino, Andrew Cuomo, en los primeros segundos de su rueda de prensa diaria, en la que señaló además que «todos los números están yendo cuesta abajo».
Anunció, sin embargo, que el total de muertes del estado de Nueva York ha alcanzado las 8.627 después de que la jornada anterior se registraran 783 fallecimientos más, aunque subrayó que el jueves fueron 777 y el miércoles 799, lo que refleja que «la curva se está aplanando».
Cuomo admitió que las cifras que se registran en el estado son «horribles», y que están causando «increíble dolor y pérdidas», pero utilizó una frase del primer ministro británico durante la Segunda Guerra Mundial, uno de sus «héroes», para explicar que se empieza a ver la luz al final del túnel.
«No estamos ante el final. Ni tan siquiera estamos ante el principio del final. Pero, quizá, sí estamos al final del principio”, dijo la autoridad máxima del estado citando a Winston Churchill.
En total, el estado de Nueva York registraba este sábado más de 181.000 infecciones, más que ningún otro país y más de 8.600 muertes, de los que unos 94.000 casos y 6.367 fallecimientos correspondían solo a la Gran Manzana, considerada el epicentro de la epidemia del país y del mundo.