Durante meses, el presidente Donald Trump y sus funcionarios han emitido un reguero de promesas para tranquilizar a un país atrapado por la pandemia de coronavirus, pero no han cumplido las cruciales. Mientras, el pico de contagios y muertes del Covid-19 ha llegado o está próximo a llegar a Estados Unidos, dicen los expertos. Derrota de Trump contra coronavirus: promesas no cumplidas en EE.UU.
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Las partidas en falso y los callejones sin salida son inevitables en cualquier crisis, sobre todo si es provocada por un virus ignoto, pero el presidente que minimizó el peligro durante meses ha sido una fuente constante de exageraciones y promesas tan audaces como incumplidas.
Trump y su equipo han publicado cifras. Números desconcertantes sobre los tapabocas en camino. Pruebas que se realizan. Buques que navegan al rescate, respiradores que se fabrican, aviones que vuelan cargados de provisiones, dólares que fluyen a empresas paralizadas.
No cabe duda de que, en los frentes principales, el gobierno federal se esfuerza por estar a la altura de las necesidades, pero en gran medida las provisiones arribarán durante la curva descendente de la pandemia, con lo que el país estará en mejor situación si se produce una segunda ola de contagios, pero llegarán demasiado tarde para la curva letal del brote, actualmente en desarrollo.
Por ejemplo, con respecto a los respiradores, Trump reconoció que «muchos llegarán cuando ya no los necesitemos tanto».
El sistema estadounidense de pruebas de covid-19, la clave para contener el contagio, ha fracasado en el momento crítico, como reconocieron las autoridades de salud pública (nunca Trump) en marzo.
Eso podría cambiar con una prueba rápida creada recientemente, pero no se dispone de ella en grandes cantidades. Nueva Hampshire recibió 15 aparatos, pero cartuchos suficientes sólo para dos. «Me estoy golpeando la cabeza contra la pared», dijo el gobernador republicano Chris Sununu.
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MASCARILLAS, GUANTES, BATAS
Personal médico y de enfermería, asistentes de vuelo y otros trabajadores en primera línea de fuego han debido suplicar que les envíen materiales tan básicos como cubrebocas, guantes y vestimenta protectora en general.
La magnitud de la pandemia superó las existencias de esos artículos incluso en los países mejor preparados, pero la persistencia de la escasez en Estados Unidos no se debe sólo a la imprevisión sino a las vacilaciones a medida que los estadounidenses empezaban a enfermarse y morir de la enfermedad.
Fue apenas a mediados de marzo, cuando algunos hospitales trataban a miles de enfermos sin equipo suficiente, que el gobierno hizo pedidos a granel de mascarillas N95 y otros artículos para sus depósitos, reveló una investigación de The Associated Press. Washington vaciló durante dos meses después de que sonaron las alarmas globales en enero sobre la pandemia que se avecinaba.
El Depósito Estratégico Nacional de Estados Unidos se vació hace varios días, antes del pico de la pandemia en el país.
«Cualquiera que necesite una prueba tendrá una prueba», dijo Trump el 6 de marzo. «Tienen las pruebas. Adicionalmente, las pruebas son hermosas». Adicionalmente, añadió el mismo día: «Cualquiera que quiera una prueba puede conseguir una prueba».
La capacidad creciente pero insuficiente para testear a las personas está orientada principalmente hacia los enfermos o a los trabajadores esenciales bajo riesgo de contagio.
A las tres semanas de la notificación de casos de una neumonía misteriosa en China, en la víspera de Año Nuevo, el país asiático había secuenciado la composición genética del virus, los científicos alemanes habían creado una prueba para detectarlo y la Organización Mundial de la Salud había aprobado la prueba e iniciado la distribución global.
Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) desdeñaron la prueba de COVID-19 de la OMS y auspiciaron uno propio, que nació fallido. Trump dijo que la prueba de la OMS era defectuosa, pero no lo era.
Alemania se apresuró a testear a una amplia franja de la población en enero, cuando sumaba menos de 10 casos. Ha sufrido muchas menos muertes, en proporción a su población, que Estados Unidos.
«Hubo muchas, muchas oportunidades para no llegar adonde hemos llegado», dijo a la AP el doctor Ashish K. Jha, director del Instituto de Salud Global en Harvard.
Trump dijo el 13 de marzo que una división de la empresa matriz de Google estaba creando un sitio web que permitiría a la gente determinar en línea si debían someterse a una prueba y en tal caso, el lugar más cercano donde obtenerla. «Se hará muy rápidamente», aseveró. El sitio web funciona en cuatro condados de California, nada más.
Los sitios que prometió que acelerarían las pruebas de coronavirus padecieron de demoras y falta de elementos, al punto que muchas personas con síntomas y receta médica no pudieron recibir atención.
LOS RESPIRADORES
Trump invocó la Ley de Producción para la Defensa de Estados Unidos, que lo autoriza a ordenar a empresas privadas a fabricar lo que necesita el país. Esto generó expectativas de que los enfermos y la gente que los cuida dispondrían de una gran cantidad de provisiones en general y respiradores en particular.
Bajo la orden «vigorosa y veloz» del presidente a General Motors, los nuevos respiradores estarían disponibles en «tiempo trumpiano, lo cual significa lo antes posible», dijo Peter Navarro, el hombre de punta de la Casa Blanca en la cadena de provisiones de emergencia.
Pero Trump se abstuvo de usar sus poderes plenos. En el fondo, la directiva a GM sobre la fabricación de respiradores artificiales le dijo a la empresa que hiciera lo que ya estaba haciendo.
La escasez de respiradores ha sido la deficiencia más aterradora a medida que hora a hora se contagia y muere más gente. En medio del caos reinante, se desconoce la magnitud de la escasez.
«Con esto llegará el alivio que se necesita con urgencia», dijo Trump al firmar una ley de rescate de emergencia.
Dos semanas más tarde, se ha entregado una pequeña fracción de los préstamos a empresas. Problemas con un sitio web, demoras en las medidas federales y la confusión de prestamistas y beneficiarios han demorado la ayuda.
El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, había prometido que las solicitudes recibirían aprobación en el día, pero debido a los préstamos pendientes, el Congreso ya tiene que buscar más fondos para que las empresas puedan pagar las nóminas salariales.
Mientras tanto, las autoridades estatales son criticadas cuando tratan de administrar las prestaciones por desempleo pagadas por Washington, pero manejadas por los estados.
Derrota de Trump contra coronavirus: promesas no cumplidas en EE.UU
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