Por fin tendrá un hogar digno. Perro sordomudo fue adoptado luego de ser devuelto dos veces a un refugio.
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La historia de este canino es muy triste. Hace un mes fue abandonado en un refugio de la ciudad de Plottier, de la provincia de Neuquén. Días después, una familia lo adoptó, pero al notar su condición, lo devolvieron al refugio.
Pasadas unas semanas, otra familia adoptó al dogo argentino, con el objetivo de ser guardián de su casa que había sido saqueada. Pero a los dos días de la adopción, notaron que el perro era mudo y decidieron devolverlo al refugio con la excusa de que necesitaban que ladrara para avisar la presencia de posibles intrusos.
El medio Imcipolletti informó que las voluntarias de la guardería que lo dieron en adopción no paraban de llorar. “Es horrible, muy triste. Lo mismo que le hacen a él se lo hacen a otras personas. Los discriminan por sus capacidades diferentes”, dijo María Acosta cuando les fue regresado.
“Nosotros tratamos de que las adopciones sean buenas y para siempre, pero si eso no pasa, vamos a buscarlos porque velamos por sus vidas”, explicó.
La mujer, hizo un llamado a través del medio a la población para que “la gente nos ayude a buscarle una casa donde el perro no sea una alarma, sino que lo adoptan para ser amado”, y la campaña tuve un buen alcance.
Decenas de personas se ofrecieron para la adopción, y la misión del personal del refugio pasó a ser encontrar a la familia más adecuada, y al parecer así lo hicieron, porque los Guerrero fueron los elegidos, y la particularidad de ellos es que son sordos, al igual que el dogo.
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Su nueva familia vive en la localidad de Fernández Oro, y contaron que tienen mucho amor para dar, con la particularidad de conocer muy bien los límites y desafíos que presenta la discapacidad del perro, porque dos de sus integrantes son hipoacúsicos.
«Además, tienen otras dos perritas: Maruca y Chuleta. Viven en una casa con patio cerrado y mucho amor, donde los animales tienen hasta un sillón para ponerse cómodos», informó Imcopolletti.
“Enseguida lo aceptaron como un integrante más de la familia. El dogo revisó la casa, corrió por todos lados, veía su reflejo en una ventana y ladraba; y ya se hizo amigo de las perras”, comentó María, una de las encargadas del refugio.
“Nos quedan 500 perros más, pero vamos a seguir adelante, la prioridad son los perros más viejitos que necesitan salir rápido de la guardería”, concluyó.
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