Meegan Hefford, una fisiculturista de 25 años de Perth, Australia, falleció por “beber muchos batidos de proteína”, según relata su madre quien cada día veía los efectos nocivos que le causaban las bebidas.
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La joven, madre de dos niños, colapsó en su apartamento en junio de 2017 y los paramédicos le avisaron a la madre Michelle White, quien lo atribuyó al exceso de entrenamiento en el gimnasio y al exceso de batidos de proteínas con los que acompañaba sus comidas, según The Sun.
Me tranquilicé pensando que estaba demasiado cansada, estaba más sana que la mayoría. Intenté que no cundiera el pánico”, comento White, de acuerdo con el mismo medio.
No obstante, pronto se le diagnosticó un trastorno del ciclo de la urea, una afección poco frecuente que significaba que su cuerpo no podía digerir las enormes cantidades de proteínas que estaba comiendo.
Michelle observaba que la obsesión de su hija por la apariencia de su cuerpo y por el lucir saludable estaban actuando en su contra.
“Noté que sus manos temblaban cada que las bebía”, dijo la madre, quien autorizó la desconexión de las máquinas que la mantenían con vida, por recomendación de los especialistas que certificaron su muerte cerebral, según el mismo medio.
Ahora, Michelle, la madre de Meegan hace un llamado a la industria alimentaria para que establezcan regulaciones sobre la venta de proteínas en polvo y suplementos similares, dado que en la actualidad no existen y se adquieren a voluntad en gimnasios y tiendas afines.
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Ella misma cree que solo a los nutricionistas certificados se les debe permitir dar consejos sobre dietas y proteínas.
“No teníamos idea de que su obsesión por la salud terminaría matándola”, dijo la desolada madre, refiriéndose a su joven hija.