Argentina vuelve a estremecer al mundo y abrir el debate acerca de la legalización del aborto. Una pequeña de 11 años fue violada por la pareja de su abuela. Tras pedir en ocho ocasiones la interrupción legal de su embarazo, la pequeña fue sometida a una microcesárea.
PUBLICIDAD
Cecilia Ousset, ginecóloga y pareja del doctor encargado de llevar a cabo la intervención; dio una entrevista a la televisión argentina. En ella detalló cómo vivió este caso y los retos a los que se enfrentaron luego de que los médicos que iban a apoyarlos se declararan objetores de conciencia.
Testimonio de la doctora
A las 10 de la noche nos convocaron porque nadie del sistema público quería realizarle el aborto. Nosotros trabajamos de manera exclusiva en el sector privado. Nadie quería hacerle la interrupción legal del embarazo a esta niña. Acompañé a mi esposo suponiendo que estaba todo listo y armado.
Cuando llegamos a la habitación nos encontramos a una nena con un cuerpo infantil no desarrollado como se nos había dicho. Y que además tenía un embarazo de 23 semanas. Teniendo en cuenta que la paciente ingresó a las 16 semanas, vimos a una nena jugando, realmente esa visión me aflojó las piernas, era impresionante.
Cuando llegamos su mamá le dice «ellos son los doctores que te van a solucionar el problema». Yo le digo, el doctor te va a solucionar el problema (le señalé a mi esposo), yo voy a estar con vos y con tu mamá en la cabecera de la camilla. Nos acompañan a quirófanos, nosotros nunca habíamos estado ahí. Cuando llegamos al quirófano se declaran objetores de conciencia tanto el anestesista como la enfermera; estábamos solos cuando ya le habíamos dicho a la niña que le íbamos a solucionar el problema.
La pequeña ya había dicho en cámara gesell «quiero que me saquen lo que el viejo me metió adentro». Nosotros no podíamos dar marcha atrás, un anestesista tuvo que venir a hacer el trabajo del anestesista objetor, tuve que instrumentarle a mi esposo para que realizara la interrupción legal del embarazo.
Procedimiento
No se podía hacer vía vaginal y eso también quiero explicarlo. No se podía hacer de esta forma porque su cuerpo no estaba desarrollado para un embarazo de 23 semanas, y aún si lo hubiera estado, necesitaba las condiciones psicológicas por los múltiples abusos que había vivido. Incluso después de hacerle la anestesia raquídea la doctora la tuvo que dormir para sacarle la ropa interior.
PUBLICIDAD
Se le hizo una microcesárea, comenzamos con una presión arterial 170/1120, una preeclampsia. Una enfermedad muy común en menores de trece años embarazadas, en la que la madre puede perder la vida. Mi esposo hizo la operación, le sacó recién nacido vivo que se entregó a neonatología; lo entubaron y se hizo lo que se tenía que hacer, limpiamos a la paciente, esperamos a que despertara y estaba aliviada.
Cuando salimos del quirófano un agente nos esperaba para tomarnos los datos y nos pidió detalles de lo que había pasado. Estoy agotada, emocional y físicamente. La nena está evolucionando muy bien.
Tengo entendido que el recién nacido sigue vivo, nosotros fuimos a salvar la vida de la nena, hicimos lo que teníamos que hacer y bueno. Yo soy objetora pero no obstaculizadora, conozco las leyes, respeto a todo el mundo; tengo una relación con alguien que no es objetor de conciencia, él está a favor de la interrupción legal del embarazo, yo también, pero cuando es legal. Sólo que no lo puedo hacer directamente porque es algo que me supera. Estoy a favor del aborto legal.
«Fue vulnerada por el abuelo de la pareja de la abuela, fue vulnerada por el Estado y anoche, casi vuelve a ser vulnerada».