En julio del año pasado Layane Dias de 21 años estaba por comenzar una nueva etapa de su vida, su pasantía. Incluso ya había programado un viaje familiar. Sin embargo a los pocos días de empezar a trabajar comenzó a experimentar fuertes dolencias en su espalda. Estos con el paso de los días se le propagarían hasta las piernas. Lo ignoró, pensó que era un simple dolor muscular, pero no fue así. Un día despertó sin poder levantarse de su cama.
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El periodo que siguió fue el más difícil de su vida, consignó Globo. Al perder la sensibilidad de sus extremidades inferiores decidió recurrir a un neurocirujano quien descubrió que la bacteria Estafilococo, la cual al ingresar al torrente sanguíneo provoca dolor, entró al cuerpo de la joven a través de la infección en la nariz lo que finalmente la dejó invalida.
«El medico me preguntó si había tenido una espina en la nariz o algo así; porque esta bacteria, comúnmente, se desarrolla en las fosas nasales. Fue entonces cuando conté que había colocado un piercing en el lado izquierdo de la nariz; en el mes anterior», relata la joven
Esto le aclaró el panorama al especialista. La bacteria entró a su nariz a través del piercing, lo cual dejó en shock a Dias.
SU AFICIÓN POR LOS PIERCING
A Layane Dias siempre le gustaron los piercing. Anteriormente ya se había colocado tres veces en el lado izquierdo de la nariz. Pero esta vez decidió hacerlo por la otra fosa y por primera vez le salió sangre durante el procedimiento.
Esto era indicio de que algo había salido mal, lo más probable era que el objeto de metal carecía de la higiene necesaria para este tipo de usos.
Justamente, la resonancia magnética arrojó que tenía 500 mililitros de pus entre tres vértebras. Para sacarle este liquido el médico tuvo que ingresarla a una cirugía de urgencia. Al intervenirla aseguró que estos casos eran raros, pero posibles. Además que la última vez que había visto un hecho semejante fue hace 15 años.
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«El procedimiento fue un éxito, volví a la Unidad de Tratamiento Intensivo de recuperación y estaba todo tranquilo. Ya no sentía más aquel dolor insoportable», comentó Dias.
Los meses siguientes se concentró en sus sesiones de fisioterapia para poder volver a caminar. Si bien decidió no presentar ningún tipo de denuncia en contra del profesional que le colocó el piercing, sí aconsejó a los demás jóvenes a tener cuidado con este tipo de procedimientos.