Los padres de los niños de una escuela primaria están molestos luego de que la institución educativa anunciara el cambio de los uniformes por prendas diseñadas por Giorgio Armani.
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Sucedió en Ginza, una zona japonesa rodeada de lujosas tiendas. El problema que notaron los acudientes no estuvo tanto en el cambio de uniformes sino en el precio de los mismos: 800 yenes, que serían más de un millón de pesos colombianos.
Para explicarles la decisión, el director de la escuela les envió una carta en la que argumentaba que la zona en la que se encontraban era un punto de referencia para la industria y que, en otras palabras, la vestimenta de los niños debía estar acorde a esto.
No obstante, la molestia continúa: mientras unos insisten en que el asunto debió haber sido discutido previamente, otros se sostienen en que no están de acuerdo en comprar uniformes tan caros para niños que están en etapa de crecimiento.
Aunque no es obligatorio portar las nuevas prendas, los padres temen que puedan generarse situaciones incómodas entre los niños que las tengan y los que no. Por lo pronto, el ministro de Finanzas de la zona coincidió con los acudientes en que el precio era exagerado.