A un año de su toma de mando, la trama rusa sigue incomodando al presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Ahora es origen de su amado dinero el que está bajo la lupa.
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Aunque el fiscal especial Robert Mueller aún no ha llamado a declarar a Trump, sí lo ha hecho con sus principales colaboradores.
Ya en octubre, formalizó a Paul Manafort, ex gerente de campaña de Trump. Esto, por esconder ingresos percibidos por sus asesorías al gobierno del ex presidente ucraniano Viktor Yanukovich. Manafort fue declarado culpable, pagó una fianza de 10 millones de dólares, y hace algunas semanas se querelló en contra de Mueller y del Departamento de Justicia.
La última víctima de Mueller fue Steve Bannon. El ex estratega jefe de la Casa Blanca fue citado a declarar frente a la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, que investiga el caso. Según Bannon, la Casa Blanca le exigió no hablar, pero llegó a un acuerdo para colaborar con la investigación de Mueller.
Así las cosas, el fiscal especial sigue una pista: dinero. Montones de dinero habrían sido los que llegaron, directa o indirectamente, a manos de los colaboradores de Trump a través de negocios o acuerdos.
El principio de todo
Mueller pretende llegar al origen de las conexiones. Todo comenzó en 1986, cuando Donald Trump fue invitado a Moscú por la agencia de viajes soviética Intourist, controlada por la KGB. Desde ese entonces, Trump ha estado interesado en proyectos inmobiliarios en Rusia. E incluso, en construir una Torre Trump en pleno centro de Moscú.
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En paralelo, Trump desarrollaba sus negocios relacionados a los casinos en Atlantic City. Fue a través de estos casinos que Trump aumentó su fortuna. Y sus principales clientes eran oligarcas rusos que sacaron su capital de la Rusia post Unión Soviética. Así lo explica a Metro Seva Gunitsky, profesor experto en Rusia de la Universidad de Toronto.
“Creo que se le ha dado demasiada importancia al rol de Putin en esta historia. Trump está relacionado con Rusia de otra manera, y desde hace décadas”, dice Seva Gunitsky.
La Torre Trump: nido de avispas
Según explica Luke Harding en su libro “Conspiración. Cómo Rusia ayudó a Trump a ganar las elecciones”, oligarcas y miembros de la mafia rusa son dueños de varios departamentos de la Torre Trump. Ahí fue encontrado escondido, en 1995, Vyacheslav Ivankov, histórico mafioso de quien se cree tenía conexiones con el estado ruso.
En 2013, el FBI desmanteló una mafia rusa de apuestas y partidas ilegales que póker que operaba en Nueva York. En ella no solo participaban oligarcas ucranianos y rusos, sino que también estrellas de Hollywood. Uno de los departamentos allanados por el FBI estaba ubicado en la Torre Trump, tres pisos más abajo de la residencia de Donald.
El último gran negocio de Trump con Rusia: la organización del Miss Universo de 2013. El evento mayor se llevó a cabo en el Crocus City Hall de Moscú, propiedad del magnate inmobiliario ruso Aras Agalarov, amigo de Trump.
“Creo que se le ha dado demasiada importancia al rol de Putin en esta historia. Trump está relacionado con Rusia de otra manera, y desde hace décadas”, dice Seva Gunitsky.
Agalarov pagó US$7 millones a Trump para que el evento se llevara a cabo en el Crocus City Hall. Además, ofreció planes concretos a Trump para construir la anhelada Torre Trump en Moscú.
En el evento Miss Universo, el encargado de ofrecer un espectáculo musical fue el cantante Emin. Emin es el hijo de Aras Agalarov. Y fue su publicista, el británico Rob Goldstone, quien contactó a Donald Trump Jr. ofreciendo información confidencial sobre Hillary Clinton que podría favorecer a Trump en su carrera para la presidencia.
Trump niega todo contacto con los rusos. Pero Mueller sabe que el dinero, en el que Trump ha construido su imagen de éxito, puede llevarlo a la verdad.
«Hay que mirar al origen de los contactos de Trump con Rusia»
Seva Gunitsky, profesor experto en Rusia de la Universidad de Toronto.
¿Crees que efectivamente hubo colusión entre la campaña de Trump y la Rusia de Putin?
– Si se quiere llegar a las raíces de la colusión, hay que mirar al origen de los contactos de Trump con Rusia. Y estos no empiezan en Putin, ni en la elección, sino que empiezan con el dinero que la oligarquía rusa puso en sus negocios de bienes raíces y casinos desde la década de los 90, e incluso antes. Trump ha estado trabajando con muchos de ellos durante años, antes de que desarrollara cualquier ambición política seria.
Por supuesto, esto no significa que Putin sea un mero espectador, pero él no gobierna solo. Las campañas de hackeo y desinformación son muy reales y muy importantes. Pero los lazos de Trump con Rusia están basados en algo más, porque son anteriores a Putin por décadas. El gobierno ruso no es un monolito sombrío, sino que es bastante desastroso y desorganizado, y Putin tiene gente a la que también tiene que mantener contenta.
¿Crees que, en algunos casos, Putin haya estado al tanto de los movimientos de dinero que implican a Trump?
– Es posible que Putin haya sabido vagamente de las conexiones financieras entre Trump y oligarcas rusos. Pero dudo de que haya tenido conocimiento directo de los montos o los motivos, y que mucho menos haya tenido el control directo.
¿Qué opinas de la investigación del fiscal especial Robert Mueller, en el sentido de cómo la ha estado llevando?
– Creo que las conexiones financieras, así como la potencial obstrucción a la justicia de Trump, serán los principales focos en los que se centrará la investigación de Mueller. Mucho depende también de los resultados de las elecciones de medio término. Un posible juicio político a Trump dependerá de si los republicanos logran mantener el control del Congreso.