Anthony Gignac, nació en Bogotá, Colombia, pero desde hace 27 años se hacía pasar como príncipe saudita.
El colombiano conducía un Ferrari con placa diplomática, vestía trajes de las marcas más costosas del mundo del mundo, exhibía un penthouse valuado en casi un millón de dólares y se hacía llamar «sultán Bin Khalid Al Saud».
Le hacía creer a los incautaos que era un príncipe de Arabia Saudita, en busca de negocios en representación de su padre, el Rey.
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Actualmente el colombiano se encuentra en un centro de detención transitorio en Oklahoma City, donde ya inició un proceso de traslado a la Florida.
Según reseña el Nuevo Herald, sus fraudes incluyeron la quiebra de tiendas de Bal Harbour y Cocowalk, deudas en el prestigioso hotel Grand Bay e incluso llegó a engañar a agentes de American Express.
Podría enfrentar cargos por: conspirar para cometer una ofensa contra EEUU, hacerse pasar por un diplomático extranjero, mal uso de su pasaporte y robo de identidad agravado.