A petición del Ministerio de Sanidad, ese organismo publicó hoy un informe con las líneas maestras de lo que considera que debería de entenderse «como una profesión integral, y no como una especialización de otras profesiones» como la psicología o la medicina.
PUBLICIDAD
«La función del sexólogo clínico debe enmarcarse legalmente para permitir que cada uno encuentre la prestación de atención de calidad en salud sexual» y para ello es preciso que sea reconocida como «profesión de salud independiente» y que se establezca un código deontológico que subraye la importancia de la confidencialidad, señala el estudio del CSS.
Este describe la sexología como la «disciplina clínica en la que teorías, métodos y técnicas provenientes de las ciencias biomédicas y psicológicas se aplican de manera autónoma por un profesional de la salud formado específicamente para mejorar la salud sexual».
Anima a las universidades del país a crear grados de máster en sexología o una formación continua dedicada a profesionales de la salud que se complementen con tres años de prácticas supervisadas para obtener el título de sexólogo clínico.
La sexología apareció en Europa a inicios del siglo XX de la mano de autores alemanes como Von Krafft Ebing, Iwan Bloch o Albert Eulenburg y pasó a ser de interés de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la década de 1970, recuerda el Consejo Superior de Salud de Bélgica.
Generalmente ejercen la disciplina distintos profesionales de la salud, pero no médicos. Si bien no hay una formación reglada universal, existen distintas titulaciones en la materia en Suiza, Francia, Holanda y el Reino Unido, mientras que la profesión está algo más normalizada en Canadá y Estados Unidos, añade el informe.
En Bélgica, la Universidad Católica de Lovaina imparte una formación de dos años en la materia, mientras que otros centros académicos del país la abordan a través de programas generales, cursos específicos y multidisciplinares.
PUBLICIDAD
Un estudio realizado 2011 y 2012 en Flandes, la mitad septentrional y flamenca del país, arrojaba que el 35 % de los hombres y el 43 % de las mujeres de entre 14 y 80 años declaraban haber sufrido al menos un problema relacionado con el sexo.
Las mujeres señalaban como disfunciones más habituales la aparición tardía del orgasmo (17 %), la ausencia de deseo espontáneo (16 %) y la lubricación vaginal insuficiente (13 %), mientras que entre los hombres destacaba el exceso de deseo (13 %), la eyaculación precoz (9 %) y los problemas de erección (8 %).
El 90 % de los hombres y el 84 % de las mujeres que declaraban haber sufrido problemas sexuales reconocían que nunca habían solicitado ayuda profesional.
«Las personas hablan más fácilmente con un sexólogo de cuestiones que no osan abordar con su psicólogo o médico», concluye el Consejo Superior de Salud belga.