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El oscuro legado de Fidel Castro: Muertos y presos políticos en Cuba

La muerte de Fidel Castro ofrece una oportunidad para liberar las leyes rígidas contra la revolución que han provocado miles de muertos y presos políticos en Cuba.

Fidel Castro fue uno de los personajes más importantes de la historia de América en los 90 años de su vida. Su toma del poder, su resistencia a abandonarlo aún luego de la caída de la Unión Soviética, y sus esfuerzos para hacer del suyo un país revolucionario, educado y saludable, dejan un inmenso legado. También lo hacen los cientos de muertos y presos políticos en Cuba.

Hay pocas figuras políticas que generan tanta polarización como Fidel Castro, un líder progresista pero profundamente defectuoso,” dijo Erika Guevara-Rosas, directora para las Américas de la ONG Amnistía Internacional. Además de la represión en temas como libertad de expresión y de asociación, las capturas por oponerse al régimen todavía hacen parte de la vida cubana.

En efecto, desde el inicio de la Revolución, con la primera toma al Cuartel Moncada en 1952, Castro fue un líder despiadado con sus opositores. Al momento de tomar el poder en 1959, el Movimiento 26 de Julio realizó una fuerte depuración de los elementos fieles al derrocado Fulgencio Batista.

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Ya desde entonces Castro enfrentaba el rechazo internacional por estas arbitrariedades. «“La justicia revolucionaria no se basa en preceptos legales, sino en la convicción moral. Como los aviadores pertenecían a la fuerza aérea del anterior presidente [Batista] son criminales y deben ser castigados”, dijo sobre las ejecuciones de un grupo de miembros de la Fuerza Aérea prerrevolucionaria.

Los muertos del castrismo

El acercamiento de Castro con el comunismo durante 1960 le forjó dos cosas a Cuba: la constante agresión de Estados Unidos y una mayor represión en la isla. Los millones que pudieron escapar, lo hicieron, en su gran mayoría con destino a Miami, donde sus descendientes celebraron todo el sábado la muerte de Fidel. Otros, no contaron con tanta suerte.

Según el programa Archivo Cuba, apoyado por disidentes cubanos en Washington, el gobierno cubano realizó 5775 ejecuciones entre 1959 y 2006, cuando Fidel cedió el poder a su hermano Raúl. A estas hay que sumar 1234 ejecuciones extrajudiciales y 984 homicidios provocados dentro de las prisiones: un total de 7993 muertes.

La gran mayoría de estas ejecuciones ocurrió en los primeros años de la Revolución. Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el gobierno de Castro ejecutó a 1789 personas entre su llegada al poder y octubre de 1961, un período que también incluye la invasión a Bahía Cochinos patrocinada por Estados Unidos.

Todavía siguen los presos políticos

Según Archivo Cuba, las últimas ejecuciones se dieron en 2003, luego de que tres hombres fueran asesinados por intentar el secuestro de un barco para dirigirse a Miami. Además la reducción de «balseros» hacia Miami ha hecho que disminuyan las muertes. Pero la captura de personas por sus opiniones política no se detiene.

Justamente, este fue uno de los más fuertes enfrentamientos durante el proceso de desmonte del embargo de Estados Unidos en 2015. Cientos de líderes políticos y exiliados le exigieron a Barack Obama que detuviera el trabajo para impedir que se olvidaran los muertos y presos políticos en Cuba.

En ese momento, Raúl Castro le aseguró a Obama que no había presos políticos. También le aseguró lo mismo al papa Francisco en su visita de septiembre de 2015, cuando además aseguró que habría una liberación humanitaria de más de 3000 presos.

Pero, según la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Amnistía Internacional, el castrismo apresó arbitrariamente a 882 personas luego de la visita. Entre estas detenciones estarían las de tres activistas que hablaron de derechos humanos con Francisco.

Lo mismo ocurrió con la visita de Obama. En esta oportunidad, Raúl Castro ordenó detener a unas 20 activistas de las Damas de Blanco, un grupo de mujeres que protestan contra los presos políticos. En ese momento, las Damas de Blanco calculaban la existencia de unos 250 presos políticos en Cuba.

Con la muerte de Fidel, el futuro para Cuba se muestra borroso y complejo. ¿Habrá una perpetuación del castrismo, como la vivida con los Kim en Corea del Norte? ¿Habrá una apertura económica con el mismo control del Partido Comunista en la política, como la existente en China? ¿Caerá el castrismo?

Al final, la muerte de Fidel ofrece una oportunidad para la liberación de las políticas de derechos humanos en Cuba. “El legado de Fidel Castro es una historia de dos mundos. La pregunta ahora es: ¿Cómo se verán los derechos humanos en la Cuba del futuro?, la vida de muchas personas depende de esa respuesta,” dijo Guevara-Rosas.

 

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