Ashley tiene tres años y como casi todas las niñas de su edad, se lastimó la rodilla jugando. Ahora, su vida corre peligro y su caso pone en evidencia la crisis del sistema de salud de Venezuela.
En agosto pasado, la niña originaria de Caracas tuvo una caída que le provocó el raspón. Sus padres hicieron lo que la mayoría: le dieron un abrazo y limpiaron la herida con alcohol.
Pero dos semanas después, la niña tenía un severo dolor; tanto así, que tuvo que ser hospitalizada. Mientras su madre se quedaba con ella, su padre recorría las farmacias y hospitales de Caracas en búsqueda de antibióticos. Una tarea nada sencilla debido a la escasez de medicamentos.
En enero de este año, la Asamblea Nacional declaró la crisis humanitaria en la salud de Venezuela, principalmente por la “falta de insumos médicos y deterioro de la infraestructura sanitaria”.
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Precisamente ese fue uno de los principales problemas que complicó el caso de Ashley.
Maykol y Oriana Pacheco, padres de la menor, vieron como la salud de su hija se deterioraba a gran velocidad. Pronto, los médicos de una clínica local simplemente les dijeron que la niña se repondría, aunque todos los síntomas mostraban lo contrario.
Entonces, los padres de la niña la subieron en una motocicleta, y comenzaron a buscar un hospital que les atendiera. Recorrieron tres en el centro de Venezuela, pero ninguno tenía los medicamentos necesarios o habitaciones para atender a la niña, según informa el periódico “El Nuevo Herald“.
Una bacteria puso en riesgo su vida
Finalmente, la niña fue atendida en el Hospital Universitario de Caracas, donde se le diagnosticó una infección estafilocócica. Una bacteria penetró por la herida de su rodilla y llegó hasta sus pulmones.
La desesperación comenzó a aumentar. Los médicos temían que uno de sus pulmones había colapsado, pero no podían confirmarlo porque la máquina de rayos X no servía. La niña tuvo que ser trasladada a un hospital privado, donde el examen les costaría lo mismo que una semana de sueldo.
Conforme la salud de Ashley empeoró, su tratamiento se volvió más costoso. En un punto, necesitó de una máquina Pleur-vac para sobrevivir. Se trata de un sistema de drenaje torácico, que de no haber conseguido reducía la esperanza de vida de a menor a 24 horas.
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En las semanas siguientes, la salud de la menor empeoró aún más. Fue operada de la rodilla y la bacteria también afectó su corazón. Además, los medicamentos seguían sin poder conseguirse. Aunque pudo superar esos problemas, un hongo en los pulmones elevó la crisis: no existía medicamento en el país para combatirlo.
Finalmente, la familia Pacheco pudo conseguir las medicinas necesarias, las cuales fueron donaciones de otras familias cuyos pacientes habían muerto en la espera de mejorar. De acuerdo a datos de la Asamblea Nacional Bolivariana, existe un déficit del 90% en los medicamentos necesarios en el país.
Ashley se recuperó y recibió el alta médica hace poco, sin embargo, detrás de su historia queda una familia endeudada y la posibilidad de que pueda recaer en alguna enfermedad.
El caso de Ashley demuestra la grave crisis de medicamentos que sufre Venezuela.