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Alrededor de 11 millones de latinos indocumentados en los Estados Unidos (EEUU) fueron representados el lunes en la noche por el rostro y la voz de una niña que con su mensaje ha logrado traspasar fronteras, muros y corazones, simplemente hablando desde la inocencia pura, pero con la convicción más grande que un ser humano pueda tener.
“Me siento bien y feliz porque yo quería decir toda mi historia frente a las personas y me siento orgullosa de mi”, afirmó Karla en entrevista con Metro. “Las personas que apoyan a Donald Trump no quieren a los latinos, ellos no saben como cada latino, las personas hispanas luchan para ganarse el dinero”, añadió.
Resulta impresionante cómo una niña de apenas 11 años puede llegar a conclusiones que por lo general una persona podría escuchar de cualquier adulto. Pero es que Karla nunca ha estado ajena a lo que significa para un latino indocumentado vivir de esa manera en los Estados Unidos.
Si bien la niña nació en el estado de Nevada y es ciudadana por nacimiento, su madre Francisca Ortiz, que cruzó la frontera en 1990, es indocumentada desde entonces y no hay ningún proceso en estos momentos que le permita adquirir la tan anhelada ciudadanía estadounidense. El miedo a la separación física de la familia está latente.
“No me siento valiente cada día. Muchos días tengo miedo de que en cualquier momento mi madre y mi padre sean forzados a irse. Y me pregunto: ¿volveré a casa y la encontraré vacía?”, afirmó la niña en su mensaje en la convención, frente a miles de personas y millones de televidentes. Se trata de una oración que retumba en la mente y los hogares de millones de latinos indocumentados cada día en los EE. UU..
«Necesitamos a Hillary porque a Donald Trump no le vamos a importar nosotros (los latinos)”, continuó Karla en la entrevista con Metro.
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Su madre Francisca estaba a su lado. La mira con admiración. Confesó que apenas unos minutos de la entrevista había visto el vídeo de la presentación en la convención y había comenzado a llorar, llena de orgullo.
“Me sentí muy orgullosa y feliz, porque se paró en ese escenario por primera vez frente a toda la gente que estaba allí”, afirmó la inmigrante guatemalteca. “Nunca pensé que para la edad que tiene iba a hacerlo, y lo hizo bien”, añadió.
Como Francisca, otros 11 millones de indocumentados se ven amenazados ante la propuesta del candidato republicano a la presidencia de EE. UU., Donald Trump, de deportarlos a todos si logra llegar a la Casa Blanca.
“Nosotros los latinos luchamos mucho”, afirmó, al tiempo que envió un mensaje a los latinos. “Que voten por Hillary, porque si ella queda como presidenta luchará para toda la comunidad latina”.
En eso también coincide la ‘dreamer’ y activista de derechos de los inmigrantes, Astrid Silva, quien también el lunes sirvió de voz de los millones de indocumentados en la convención demócrata. Astrid llegó a EE. UU. proveniente de Durango, México a los cuatro años. Han pasado 24 años desde entonces y no ha logrado convertirse en ciudadana.
“Me crié como cualquier otra niña viviendo aquí en los Estados Unidos, pero yo no entendía que era no tener papeles hasta que muchas personas empezaron a verme diferente y cuando tuve más edad decidí involucrarme porque veía que lo que le estaba pasando a mi familia indocumentada no era lo que debía de estar pasando”, relató Silva a Metro.
Y es que más allá de un documento o un permiso, ser indocumentado tiene otras implicaciones que en michas ocasiones pasan desapercibidas ante los ojos de aquellos quienes no sufren atraviesan la misma situación. Los indocumentados, por ejemplo, se ven imposibilitaos de trabajar bajo las protecciones laborales que establece la ley, se exponen a maltrato laboral, se eximen de recibir servicios médicos por miedo a ser deportados, entre otros asuntos.
“Trato de evitar pensar tanto en Donald Trump, porque y ocreo que personas como él existen y van a continuar existiendo. Yo me enfoco más en las personas que pueden votar, que pueden elegir a personas como él o que pueden mantener a personas como él fuera de posiciones de poder y mi esperanza es que la gente vea que ese tipo de odio sí existe y que ellos pueden hacer algo sobre eso”, afirmó Silva, quien endosó a Hillary Clinton como presidenta, principalmente por sus posturas respecto a la inmigración y defensa de los inmigrantes y latinos.
Alrededor de 28.5 millones de latinos en EEUU son elegibles para votar en las elecciones presidenciales en noviembre, según la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Designados (NALEO, por sus siglas en inglés). El llamado de la activista es a todos, pero sobretodo a esos latinos que sí tienen la oportunidad de elegir el rumbo de la nación estadounidense con su voto.
“Mi llamado es que podemos hacer una diferencia. Muchas veces nosotros mismos evitamos involucrarnos, porque decimos que no pasará nada, pero nosotros sí tenemos un poder muy grande y si personas así como Karla que tiene 11 años, no puede votar porque es menor de edad, como Francisa y yo que no podemos votar porque somos indocumentadas, entonces ellos pueden hacer algo grandísimo”, explicó Silva.