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El reformista Joko Widodo jura como presidente de Indonesia

Bangkok, 20 oct (EFE).- Joko Widodo, un político sin herencia militar y ajeno a la elite tradicional, juró hoy como presidente de Indonesia, donde impulsará una agenda reformista y se enfrentará a importantes desafíos económicos y políticos en el mayor país musulmán del mundo.

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Jokowi, como se le conoce popularmente, asume la presidencia tras una fulgurante carrera política iniciada en 2005 y propulsada por su estilo cercano con la gente, una imagen de líder honesto y eficiente y sin manchas de corrupción.

El nuevo jefe del Estado, de 53 años, tendrá que afrontar el reto ante un Parlamento controlado mayoritariamente por la oposición, agrupada en una coalición que lidera el candidato perdedor en las elecciones presidenciales, Prabowo Subianto, exgeneral y exyerno del general Suharto.

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«Trabajaré a favor del pueblo y la Constitución», anunció Widodo en su primer discurso como presidente en una ceremonia en el Parlamento en Yakarta en la que también juró el cargo el vicepresidente, Jusuf Kalla.

«Juró por Alá cumplir con mis obligaciones como presidente de la República de Indonesia con el máximo de mis capacidades y la mejor forma posible», indicó el presidente, según el discurso retransmitido en directo en los medios locales.

A la ceremonia asistieron el secretario de Estado estadounidense, John Kerry; el primer ministro australiano, Tony Abbott; el primer ministro malasio, Najib Razak, junto a otros líderes y representantes de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).

Widodo juró vestido con un traje oscuro y «kopiah», un tocado tradicional indonesio cuyos orígenes se remontan al fez del Imperio Otomano y los musulmanes del norte de África.

Miles de indonesios se agolparon más tarde en torno al coche de caballos que llevaban al presidente y al vicepresidente, ya más relajados y en mangas de camisa, hasta el Palacio Presidencial.

Las felicitaciones al nuevo mandatario, conocido por sus incondicionales como el «Obama de Indonesia», también llegaban en las redes sociales, que jugaron un papel importante en la pasada campaña presidencial.

Widodo, un pequeño empresario de éxito en la exportación de muebles que llegó a alcalde de Solo y gobernador de Yakarta, es el primer presidente sin vínculos con el Ejército ni con la herencia de Suharto, que gobernó el país durante 32 años hasta 1998.

Un fan declarado de la música heavy metal, el presidente tiene una forma cercana de hacer política y, cuando era gobernador de Yakarta, visitaba por sorpresa oficinas gubernamentales y despedía a funcionarios indolentes o corruptos.

El exgobernador arrasó en las elecciones presidenciales el pasado 9 de julio y su partido ganó también las parlamentarias en abril, aunque las alianzas dieron la mayoría de los escaños en la Cámara baja a la oposición, que ha monopolizado la mayoría de los órganos de control.

Prawobo esperó al pasado viernes para felicitar a Widodo, aunque también se comprometió a trabajar para garantizar la estabilidad del nuevo Gobierno.

Widodo sustituye a Susilo Bambang Yudhoyono, quien se retira tras haber gobernado durante diez años, en los que Indonesia ha ganado importancia en la arena internacional y llegó a ingresar por derecho propio en el G20.

Rico en recursos naturales como cobre, oro o madera y un crecimiento superior al 5 por ciento en los últimos años, Indonesia es la decimosexta economía del mundo con un PIB de más de 868.000 millones de dólares y una población de 250 millones de personas repartidas en mas de 17.000 islas.

Sin embargo, la nación también padece un problema endémico de corrupción y un 11,4 por ciento de su población vive por debajo del umbral de la pobreza, según datos del Banco Mundial, con una creciente desigualdad entre ricos y pobres.

Widodo se ha comprometido a eliminar parte de los subsidios a los carburantes, que suponen un gasto de 21.000 millones de dólares o un quinto del presupuesto anual, que según el Banco Mundial beneficia más a los ricos que a los pobres.

El presidente utilizará el dinero que ahorre en paliar la carencia de infraestructuras, que frena la inversión extranjera en el país, aunque la medida será impopular entre las clases más humildes al subir el precio del combustible.

Con menos proyección internacional que su predecesor, Jokowi tiene 5 años para demostrar que puede afrontar problemas como la desigualdad económica, la deforestación de sus bosques tropicales o los desafíos soberanistas en el Mar de China Meridional.

De momento, cuenta con una popularidad arrolladora, pero no es un cheque en blanco.

«Te queremos, pero la luna de miel llegará a su fin», advertía hoy el diario «The Jakarta Globe» en un editorial.

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