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Berlusconi queda fuera del Senado italiano, pero promete continuar la lucha

Roma, 27 nov (EFE).- El ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi fue expulsado hoy del Senado de Italia tras su condena a cuatro años de prisión por fraude fiscal, lo que, en su opinión, viste de «luto» la democracia y no supondrá su derrota política, pues asegura a sus rivales que no se retirará a «ningún convento».

El empresario multimillonario, quien entró en política hace veinte años, volvió a acaparar hoy toda la atención de Italia con la votación celebrada en el Senado sobre la retirada de su escaño, una cita a la que Berlusconi respondió con una multitudinaria concentración a las puertas de su residencia en el centro de Roma.

El resultado de la votación en la Cámara alta fue el previsto, con, entre otros, el Partido Demócrata (PD) del primer ministro italiano, Enrico Letta, apoyando la expulsión de Berlusconi, el líder con el que había formado la coalición de Gobierno que sacó al país del bloqueo político tras las elecciones de febrero.

La expulsión del ex primer ministro se realizó mediante nueve votaciones, las de otras tantas proposiciones planteadas por senadores que pedían que no se aplicara a Berlusconi la llamada «ley Severino» del anterior Gobierno de Mario Monti, que establece la salida del Parlamento de los condenados a más de dos años de cárcel.

Las nueve votaciones, a través del procedimiento telemático (permite saber la opinión de cada senador), tuvieron un resultado muy parecido, situándose en una media de 194 votos en contra, 114 a favor y 2 abstenciones.

La retirada del escaño contó con el apoyo del Movimiento 5 Estrellas del cómico Beppe Grillo y del grupo de Monti, pero se opusieron, entre otros, los antiguos correligionarios de «il Cavaliere», el grupo del Nuevo Centroderecha del viceprimer ministro, Angelino Alfano, que se escindió por su desacuerdo sobre el apoyo al Ejecutivo de coalición.

La expulsión de Berlusconi se produce un día después de que su partido, Forza Italia, anunciara su salida de la coalición gubernamental y, tras la votación de hoy, su escaño lo ocupará, por lista de espera en la región de Molise, Ulisse de Giacomo, quien esta misma jornada mostró su apoyo al Gobierno de Letta y se alineó con Alfano.

La retirada del escaño a Berlusconi, de 77 años y que entró en política en 1994 con Forza Italia, supone además la pérdida del aforamiento parlamentario y todo en base a una «ley Severino» que impone, además, seis años de veto para concurrir a elecciones italianas, y también europeas con una lista de su país.

Instantes antes de confirmarse su expulsión de la Cámara alta, en la manifestación con sus seguidores, el ex primer ministro advirtió a sus rivales políticos, y también a la «magistratura de izquierdas», de que no han ganado la batalla y piensa seguir siendo el líder de su partido, aun fuera del Parlamento.

«Más allá de la conmoción, que creo no es solo mía, sino por vuestras miradas creo que es también vuestra, estamos aquí en un día amargo, un día de luto para la democracia», dijo el empresario ante, según los organizadores, unos 20.000 seguidores.

«Brindan porque han llevado a un adversario, a un enemigo, según dicen algunos, ante un pelotón de ejecución, lo que habían esperado desde hace veinte años. Por eso hoy están eufóricos (…) Pero no creo que con esto hayan vencido definitivamente al partido de la democracia y la libertad. Nosotros no nos retiraremos a ningún convento», agregó.

El ex primer ministro se preguntó en voz alta qué ocurrirá si se reabre en Italia el caso por el que fue condenado o si las instancias judiciales europeas a las que ha recurrido terminan dándole la razón, absolviéndole por la condena e invalidando la aplicación retroactiva de la «ley Severino».

«Mi condena está basada en teoremas y conjeturas, no está basada en ningún hecho (…) Con esta sentencia, que clama venganza ante Dios y los hombres, el Senado -es más, no todo el Senado, sino nuestros aliados de Gobierno- se ha apresurado a mi expulsión», señaló el ex primer ministro, que fue largamente aplaudido.

«Presentaremos la solicitud de revisión del proceso a la Corte de Apelación de Brescia y estoy absolutamente seguro de que darán la vuelta a la sentencia con mi absolución plena. Y entonces, estos señores, ¿qué harán? ¿Me dejarán volver al Parlamento? ¿Me indemnizarán? La respuesta no existe», añadió.

Berlusconi tiene ahora por delante el cumplimiento del año de servicios sociales en el que queda su condena por fraude fiscal, así como el recurso al Tribunal Supremo de la pena accesoria de dos años de inhabilitación para cargo público por este caso, impuesta por la Corte de Apelación de Milán el pasado 19 de octubre.

Roma, 27 nov (EFE).- «Un soldado de la democracia» dijo ser el ex primer ministro Silvio Berlusconi ante miles de admiradores que se concentraron hoy ante su casa de Roma para arropar y mimar a su líder en su día más amargo, en el que se votó su expulsión del Senado sin que «Il Cavaliere» pudiera impedirlo.

El Senado decidió la retirada del escaño al ex primer ministro por su condena en firme a cuatro años de prisión por fraude fiscal en el caso Mediaset, lo que impedirá a «Il Cavaliere» participar en elecciones durante seis años.

Una cita la del Senado que fue respondida por los simpatizantes de Berlusconi con la organización de una manifestación de apoyo y calor mientras en la Cámara alta se votaba su expulsión.

Berlusconi prefirió no acudir al Senado para, entre otras cosas, no verse en el brete de ser acompañado por dos ujieres a la puerta en el momento en que fuera votada su expulsión y optó por lo que más le complace, hablar a los suyos.

Miles de personas que, pese al frío y al viento reinante, fueron colmando los aledaños de la residencia romana de su líder, el Palacio Grazioli, para arroparlo y acompañarlo en el momento más duro de su carrera política que, para algunos, no es otra cosa sino su final.

Entre el público había personas de todas las edades, con especial presencia de jóvenes y mujeres que, bandera de Forza Italia en mano, esperaron ansiosos y con severos rostros la aparición del líder del partido.

Procedente de la capital peruana, Lima, Jaklin Ballesteros, residente en Italia desde hace años, aseguró a Efe no estar preocupada por la imagen que dan las mujeres que apoyan a Silvio Berlusconi.

«Me da igual lo que puedan opinar de mi por apoyar a Silvio. Para mi la última palabra la tendrá la Corte europea, y por lo que concierne a su vida sexual, su vida privada sólo le pertenece a él», afirmó.

Los ánimos a las puertas del Palacio Grazioli fueron creciendo a primeras horas de la tarde hasta que, finalmente, a las 16:40, de los enormes altavoces que la organización había colocado en la calle comenzó a sonar el himno de Italia.

Y con este himno que Gofredo Mameli compuso en 1847, Silvio Berlusconi hizo su aparición. Salió de su residencia y se encaramó al estrado para dirigirse a sus fieles seguidores, que rompieron en vítores y coros.

Allí, vestido completamente de negro en señal de luto por un día, según él, «triste para la democracia italiana» y con una insignia con la bandera de Italia en la solapa de su chaqueta, «Il Cavaliere» parafraseó a Mameli al usar uno de los versos que componen el himno del «Bel Paese»: «Estoy preparado para la muerte» (Sono pronto alla morte), a lo que el público respondió con energía gritando salvas para el líder.

«Brindan porque han llevado a un adversario, a un enemigo, según dicen algunos, ante un pelotón de ejecución, lo que habían esperado desde hace veinte años. Por eso hoy están eufóricos (…). Pero no creo que con esto hayan vencido definitivamente al partido de la democracia y la libertad. Nosotros no nos retiraremos a ningún convento», continuó el empresario desde el púlpito.

Y en este punto, la intervención de Berlusconi se convirtió en una caldera que fue ganando temperatura y que encendió definitivamente los ánimos de todas las personas que se encontraban apoyando al político esta tarde.

«Golpe de Estado», «jueces corruptos» o «fuera el comunismo» fueron algunas de las frases que el público no cesó de corear durante toda la intervención del ex primer ministro.

Desde el escenario, Berlusconi también tuvo palabras para el Nuevo Centroderecha, el grupo liderado por su otrora delfín, Angelino Alfano, quien decidió abandonar a «Il Cavaliere» en su nueva aventura de relanzamiento de Forza Italia.

Entre gritos de «traición» por parte de los presentes contra Alfano, Berlusconi criticó la decisión de sus excompañeros en el Pueblo de la Libertad de continuar apoyando al Gobierno del socialdemócrata Enrico Letta, lo que provocó un sonoro abucheo.

Silvio Berlusconi acabó su intervención agradeciendo a los asistentes el apoyo que ha sentido durante los veinte años de su carrera política pero, sobre todo, en las últimos semanas, unos días difíciles que -aseguró- no olvidará jamás.

Tras la despedida, Giovanni Pappicco, un jubilado de la región sureña italiana de Apulia, explicó a Efe entre lágrimas que «sería un pecado acabar con todo lo que Silvio ha creado», pero, al mismo tiempo, recuperó el dicho italiano que mantiene que «de las cenizas resurge el fuego más vigoroso».

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