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Abás trata con el nuevo presidente egipcio la reconciliación palestina

El Cairo, 29 jul (EFE).- El presidente palestino, Mahmud Abás, analizó hoy con el nuevo jefe de Estado egipcio, Adli Mansur, los esfuerzos para impulsar la reconciliación palestina y el proceso de paz, en su primera visita oficial a El Cairo tras el golpe militar.

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Mansur, que asumió de forma interina el poder el pasado 3 de julio tras el golpe de Estado que derrocó al islamista Mohamed Mursi, instó a las distintas facciones palestinas a «reconciliarse y consolidarse para construir el futuro».

La Presidencia egipcia expresó en una comunicado que respalda el establecimiento de un Estado palestino, con Jerusalén Este como capital, y condena la construcción de asentamientos israelíes.

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Después de esa reunión, el portavoz presidencial, Ahmed al Muslimani, afirmó que Egipto apoya a todo el pueblo palestino sin distinguir entre sus facciones.

La situación es tensa, sin embargo, con el movimiento islamista Hamás, ya que la orden de detención preventiva dictada contra Mursi recae, entre otros cargos, en sus supuestos vínculos con el movimiento palestino para perpetrar «acciones enemigas» contra Egipto, algo rechazado por Hamás.

Al respecto, Al Muslimani señaló que «hay que separar entre procesos judiciales contra personas y la postura de Egipto hacia la causa palestina».

Según fuentes palestinas, los dos dirigentes iban también a abordar en su encuentro el reciente cierre de la mayoría de túneles entre Gaza y la península egipcia del Sinaí, que afecta a la economía de la franja gobernada por Hamás.

Egipto ha sido el tradicional mediador en las estancadas negociaciones de reconciliación que mantienen Al Fatah, liderada por Abás, y Hamás, así como un actor clave en las conversaciones con Israel.

El nuevo ministro egipcio de Exteriores, Nabil Fahmi, aseguró hace una semana que su país reforzará su papel de mediación en el proceso de paz entre palestinos e israelíes y tratará de recuperar su liderazgo en el mundo árabe.

Hoy, representantes de alto nivel de Israel y de la Autoridad Nacional Palestina celebrarán conversaciones preliminares en Washington, tras años de bloqueo, en las que esperan acordar un plan de trabajo para reanudar las negociaciones de paz.

Jerusalén, 29 jul (EFE).- Palestinos e israelíes se levantaron hoy como si nada pasase, totalmente ajenos al hecho de que sus representantes se reúnen esta noche en Washington para planificar el reinicio del proceso de paz tras tres años de estancamiento.

La mayor parte de la calle coincide hoy en su pesimismo o, cuanto menos, indiferencia ante el enésimo reinicio de un diálogo que comenzó hace 22 años y que en sus distintas rondas, ubicaciones y modalidades ha probado reiteradamente ser infructuoso.

Los palestinos no tienen esperanza alguna de que esta nueva fase de conversaciones vaya a acabar con la ocupación de su territorio ni a darles un Estado y los israelíes tampoco confían en que se vaya a lograr un acuerdo que acabe con la violencia y traiga la paz definitiva.

Aunque todos muestran su deseo de que se acabe el conflicto, unos y otros están convencidos de que no tienen delante un socio para la paz.

«Estoy muy en contra de este proceso porque las partes no están preparadas y no hay un socio en el lado árabe. Hay muchísimas posibilidades de que no funcione y la razón es muy simple: para que algo funcione, tiene que haber un consenso», explica a Efe Pesaj Simja, un judío originario de Londres que resta importancia al encuentro de hoy en Washington.

En su opinión, lo que los dos jefes negociadores -la ministra de Justicia israelí, Tzipi Livni, y el palestino Saeb Erekat- harán hoy en la sede del Departamento de Estado de EEUU «no es un proceso de paz, sino un proceso para que las partes se sienten a la mesa donde eventualmente podría haber una negociación. Lo que significa que las dos partes no quieren hablar».

En la agenda, Livni y Erekat deben decidir las fechas, localizaciones, procedimientos, líneas de comunicación, agendas y vías para impedir que el diálogo vuelva a fracasar como lo hizo en septiembre de 2010.

También se muestra pesimista el israelí Natán Shlomo Valdés, convencido de que «el proceso de paz no puede funcionar porque el Corán dice que los rabinos judíos nunca pueden tener un Estado».

«Los palestinos y los árabes no pueden contradecir el Corán, como nosotros no podemos contradecir la Torá. No es una solución viable. Lo único que puede existir es cooperación económica, pero no como dos países separados. O un país judío o un país árabe, es decir musulmán, pero los dos no pueden coexistir», sentencia.

Una mujer palestina de Belén en la cincuentena, que pidió no ser identificada, asegura a Efe estar «a favor de las negociaciones para hacer la paz y no seguir viviendo de la misma manera», pero insistió en que las conversaciones «llevan años y años y no se logra nada».

Yehuda, residente de Jerusalén de 35 años, se mostró muy duro al asegurar que los israelíes «aman la paz, pero ningún país da territorios a su enemigo, y aún menos a asesinos que mataron niños y mujeres».

«Este proceso no traerá la paz. Tenemos 20 años de experiencia con procesos de paz. Se llama aquí proceso político, no proceso de paz, porque es política, no es paz», asegura tajante.

Otro residente de Jerusalén, el palestino de 19 años Jaled, resume la situación con un claro: «Odiamos a Israel e Israel nos odia. Así es».

Así las cosas, no cree tampoco que el hecho de que los negociadores se sienten cara a cara vaya a cambiar nada.

Más optimista es Hagai, de 23 años estudiante originario de cerca de Safed (norte de Israel) que acaba de mudarse a Jerusalén, que considera que «la paz tiene que llegar realmente pronto porque la gente en Israel no puede vivir más así, con el terrorismo y los cohetes cayendo».

En su opinión, esta vez será la definitiva porque «la humanidad ha progresado y hay mucha gente involucrada».

Este nuevo impulso negociador es resultado, sobre todo, de la terquedad e insistencia del secretario de Estado de EEUU, John Kerry, que ha llevado a cabo una intensa actividad diplomática con las partes y viajado a la región hasta en seis ocasiones desde que accedió al cargo a principios de año.

Los palestinos afrontan el proceso con especial desconfianza, por la falta de compromiso israelí de que las fronteras de 1967 sean el punto de partida de las negociaciones y por no haber logrado una promesa de la paralización de las colonias mientras dure el diálogo.

Por su parte, los israelíes tampoco llegan al diálogo entusiasmados, tras haber tenido que aprobar una liberación de 104 presos y comprometerse, aunque no sea por escrito, a reducir el crecimiento de los asentamientos y limitarlo a cinco grandes bloques.

Antes siquiera de la primera reunión, la prensa israelí calificaba ya hoy de exageradas las concesiones, sobre todo por la liberación de los prisioneros, todos ellos con delitos de sangre.

«Hemos sido engañados», titula un análisis el diario Yediot Aharonot, mientras el rotativo Maariv abre otra nota de opinión con el titular: «El precio de la cobardía de Netanyahu». Ana Cárdenes

Jerusalén, 29 jul (EFE).- El líder pacifista israelí Yosi Beilin es partidario de que israelíes y palestinos lleguen a un acuerdo de paz interino en caso de no lograr cerrar en el plazo de un año uno permanente, pues advierte de que la alternativa será mucho peor.

«Lo peor que puede llegar a ocurrir es perder todo un año en negociaciones futiles que no conduzcan a ninguna parte para luego llegar a la conclusión de que debemos ir a por uno interino, lo que en mi opinión será (entonces) imposible», manifestó el dirigente pacifista en un encuentro con la prensa hoy en Jerusalén.

Israelíes y palestinos retoman esta noche la negociación cara a cara en Washington, después de cerca de tres años de parón, y lo hacen tras los maratonianos esfuerzos ejercidos in situ en los últimos meses por el secretario de Estado de EEUU, John Kerry.

El veterano líder pacifista, exministro israelí y uno de los arquitectos del proceso de paz de Oslo (1993), así como de la Iniciativa de Ginebra, cree que las expectativas puestas en esta nueva ronda de contactos son muy bajas.

Beilin apuntó que, pese a que de forma apriorística, la idea de la interinidad pueda resultar contraproducente y sea descartada de plano por alguna de las partes o las dos, puede convertirse a la larga en la opción menos mala, dada la práctica imposibilidad de que israelíes y palestinos pacten un acuerdo definitivo.

«La primera opción es decir que después de dos meses no vamos a llegar realmente a un acuerdo permanente (…) Y cuando los (norte)americanos vean que (las partes) se están preparando para el juego de culpar al otro (del fracaso del diálogo), entonces debe haber un plan B», consideró Beilin.

Y en esta línea, opinó que, semántica aparte -pues habría que encontrar una terminología del agrado de las partes-, éstas deberían ir a por el acuerdo interino.

«Id a por el acuerdo gradual permanente, lo que implica un Estado palestino de inmediato y luego negociaciones entre los dos gobiernos sobre un acuerdo permanente», explicó.

Entre las opciones para lograr el consenso al menos sobre algo, planteó que de forma paralela a la negociación sobre un acuerdo final se constituyan grupos «que se dediquen exclusivamente al acuerdo interino, y si se logra algo en este carril y el definitivo fracasa, iremos a por esta otra opción».

Beilin aseguró que el presidente palestino, Mahmud Abás, es consciente de que «detrás de la idea del acuerdo interino se esconde uno permanente», y como ejemplo refirió que «Oslo se convirtió en un acuerdo permanente durante 20 años», y le anima a «acordar uno mejor».

Una de las razones que ha hecho cambiar el panorama actual en relación a la última vez que las partes se sentaron a hablar es el elevado número de refugiados palestinos desplazados del conflicto en Siria, a los que el dirigente de la ANP debe atender con premura, dijo Beilin.

«Tienes un problema real, es distinto de hace dos años. Es mejor que tengas un pequeño Estado palestino», le transmitió a Abás.

El dirigente pacifista manifestó que Abás le pidió que le diera «una visión y un calendario», que según Beilin pasará por las fronteras del 67 con algún intercambio, e incluirá algún tipo de reconocimiento del Estado judío por parte de los palestinos.

Auguró que a Netanyahu le gusta la idea del acuerdo provisional, «porque está cerca de su ideología, aunque eso no significa que lo vaya a poner en práctica».

El líder pacifista subrayó que el éxito de la reanudación del diálogo es resultado de la perseverancia de Kerry, y consideró muy propicio que se desarrollen en Washington y no en Oriente Medio.

Beilin opinó que la UE debe involucrarse en los actuales esfuerzos de paz ayudando a la creación del Estado palestino y a la absorción de refugiados, mientras que el mundo árabe tiene que formar parte del proceso y fijar un calendario serio.

Propuso que países árabes y musulmanes abran delegaciones comerciales en Jerusalén mientras dure la negociación como «zanahoria para Israel».

Se mostró partidario de «no olvidar a Hamás» y de dialogar directa o indirectamente con el grupo que controla Gaza, especialmente en horas bajas tras los acontecimientos en Egipto: «Queremos que sea neutral y tener una normalización parcial para que no torpedeen el proceso».

Y recalcó que Israel debería considerar que los colonos judíos queden bajo soberanía palestina, «hasta ahora una ‘no cuestión’, que ha llegado el momento de «abordar». Daniela Brik

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