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Los Verdes alemanes giran a la izquierda, aunque los sondeos les acercan a Merkel

Berlín, 28 abr (EFE).- Los Verdes alemanes cerraron hoy su congreso electoral con un giro a la izquierda y apostando por subir los impuestos a los ricos, a modo de desafío a los sondeos que les señalan como futuros socios de la canciller, Angela Merkel.

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«Es tiempo para el cambio verde», fue el eslogan del congreso, de tres días de duración y enfocado hacia las elecciones generales del próximo 22 de septiembre, en los que la formación ecopacifista pretende poner fin al Gobierno de centro-derecha que lidera Merkel.

La cúpula bicéfala verde -sus presidentes Claudia Roth y Cem Özdemir- y el dúo que encabeza la lista electoral -Jürgen Trittin, exministro de Medio Ambiente, y Katrin Göring Eckadt- apostaron por el retorno al poder de una alianza roji-verde como la que lideró, entre 1998 y 2005, el socialdemócrata Gerhard Schröder.

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El pronunciamiento a favor de esa coalición, como reinstauradora de la justicia social que consideran le falta a la Alemania de Merkel, dominó el congreso, que recibió entre ovaciones al líder socialdemócrata, Sigmar Gabriel.

La apuesta decidida por esa alianza no es algo que deba darse por descontado en un partido con reputación de díscolo frente a las consignas de su propia cúpula.

Era la primera vez que un líder del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) era aclamado en un congreso de los Verdes, formación que tras la derrota de Schröder sufrió lo suyo para rehabilitarse ante el electorado, después de los recortes imprimidos al tejido social en la etapa roji-verde.

Fue uno de los congresos más disciplinados que se recuerdan en la formación, que respaldó sin fisuras las mociones de la cúpula, de sesgo más izquierdista -subida fiscal a los ingresos más altos, del 42 % actual al 49 %, o implantación de una tasa al patrimonio.

Se aprobó, asimismo, la introducción de un salario mínimo interprofesional y medidas contra la precariedad laboral y contra la especulación inmobiliaria, factores que hasta poco apenas afectaban al ciudadano y que irrumpieron con fuerza en la Alemania de hoy.

El congreso insistió en la denuncia de la creciente brecha social de la que responsabiliza a Merkel y dedicó espacios más o menos rutinarios a sus temas de siempre, como la defensa medioambiental.

El objetivo es, en palabras de Trittin, lograr el relevo del actual Gobierno entre la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel y el Partido Liberal (FDP) y colocar el «sello verde» a la política directriz de primera economía europea.

Trittin, como Özdemir y Roth, rechazaron toda posible alianza postelectoral con la CDU de Merkel y sobre todo con su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), partido sacudido por múltiples escándalos de amiguismo y corrupción.

Por encima de las proclamas contra Merkel y de lealtad al Partido Socialdemócrata, los sondeos apuntan a una coalición entre la CDU/CSU y los Verdes como modelo plausible tras las generales de septiembre.

Es una alianza inexplorada, ya que hasta ahora Alemania ha conocido, a escala federal, coaliciones de centro-derecha, entre socialdemócratas y liberales, grandes coaliciones o roji-verdes.

Hoy por hoy, las encuestas no apuntan a una mayoría suficiente ni para la coalición de centro-derecha de Merkel (al FDP se le ve en la cuerda floja del 5 %, mínimo para obtener representación parlamentaria) ni para una alianza roji-verde, en buena medida por la escasa popularidad del candidato socialdemócrata, Peer Steinbrück.

El SPD rechaza categóricamente reeditar una gran coalición como la que lideró Merkel en su primera legislatura y que hundió a los socialdemócratas en la peor crisis de electorado de su historia.

Este factor, unido a las afinidades entre Merkel y la candidata verde Katrin Göring Eckadt, miembro del Consejo de la Iglesia Evangélica alemana y representante del sector más conservador del ecopacifismo, han dado alas a esa teórica fórmula contranatura.

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