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Ascienden a 40 los muertos por la violencia sectaria en Birmania

Bangkok, 26 mar (EFE).- Las autoridades de Birmania (Myanmar) han elevado a 40 el número de muertos causados por la violencia sectaria en la región central del país la pasada semana, informó hoy la prensa.

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Según el diario oficial Nueva Luz de Myanmar, otros 8 cadáveres fueron encontrados entre los escombros de las casas destruidas en la ciudad de Meiktila, al sur de Mandalay, la segunda mayor localidad del país.

La violencia surgió a raíz de una discusión entre los dueños musulmanes de una tienda de oro y clientes budistas.

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Las autoridades indicaron que ayer 35 personas habían sido detenidas por su implicación en la ola de violencia y cerca de 10.000 han abandonado sus hogares.

El estado de excepción promulgado por el presidente del país, Thein Sein, el viernes pasado para intentar controlar la situación con la ayuda del Ejército solo contempla Meiktila, Wandwin, Mahlaing y Thazi, pertenecientes a la división de Mandalay y situadas a un centenar de kilómetros de la capital, Naypyidaw.

Si bien la presencia de controles y patrullas militares en las calles ha contribuido a imponer una calma relativa, la violencia sectaria ha saltado a poblaciones fuera de la zona declarada estado de excepción, como sucedió con Yamethin el sábado.

La Organización de la Amistad Interreligiosa, formada por líderes budistas, musulmanes, hindúes y cristianos, emitió la semana pasada un llamamiento a sus fieles para que mantengan la calma e impulsen el diálogo.

El enviado especial de la ONU para Birmania, Vijay Nambiar, visitó el domingo la zona del conflicto, se entrevistó con autoridades y damnificados y ofreció toda la ayuda posible de su organismo para contribuir a restablecer la normalidad.

La ONU, Estados Unidos, la Unión Europea y gobiernos de otros países han expresado su preocupación por la inestabilidad que causan los disturbios en un país con cerca de 60 millones de habitantes de los que el 89 por ciento son budistas, un 4 por ciento musulmanes y el resto de otras religiones.

El año pasado, la violación y asesinato de una chica budista a manos de varios musulmanes en el estado de Rakhine (oeste) desató otra ola de violencia sectaria que costó la vida a 163 personas y dejó más de 100.000 desplazados, de los que gran parte aún continúan en campamentos de refugiados.

Rakhine, donde las autoridades restringen la presencia de extranjeros, aún no ha recobrado la normalidad.

Bangkok, 26 mar (EFE).- Decenas de edificios han sido dañados o destruidos en los actos de violencia sectaria que han llegado al sur de Birmania (Myanmar) desde la región central, donde cuatro ciudades se encuentran bajo el estado de excepción, informan hoy medios locales.

«Cerca de 60 edificios han sido destruidos. La violencia duró hasta las cuatro de la madrugada. Nosotros nos escondimos donde pudimos», declaró un birmano testigo de la violencia, al diario «The Irrawaddy».

Los incidentes empezaron anoche y se han registrado en las barriadas de mayoría musulmana de Okpho y Gyobingauk, dos pequeñas localidades inscritas a la división de Bago y ubicadas a unos 200 kilómetros al norte de Rangún, la antigua capital y principal centro financiero del país.

Un policía de Gyobingauk indicó al citado medio que en su población grupos de individuos desconocidos empezaron a agredir los vecindarios musulmanes el lunes por la noche y no se marcharon hasta las 6 de esta mañana.

También se ha informado de más altercados en Yamethin, donde prendió la ola de violencia sectaria el sábado pasado con el incendio de mezquitas y casas de musulmanes.

Yamethin, pertenece a la región de Mandalay y se encuentra a unos 60 kilómetros de Meiktila, la ciudad donde estalló el conflicto el 20 de marzo a raíz de una discusión entre los dueños de una tienda de oro y clientes budistas.

El Gobierno impuso el toque de queda el mismo día pero resultó infructuoso y el presidente birmano, Thein Sein, decretó el estado de excepción el viernes 22 de marzo en Meiktila, Wandwin, Mahlaing y Thazi, todas ellas circunscritas a Mandalay y a un centenar de kilómetros de la capital del país, Naypayidaw.

Hasta la fecha, al menos 40 personas han muerto, 35 han sido detenidas y más de 10.000 han sido desplazadas por los enfrentamientos entre miembros de la mayoritaria comunidad budista y la minoritaria musulmana.

Las autoridades y líderes de las principales religiones han llamado a la población a mantener la calma y eludir las confrontaciones, al tiempo que el Gobierno ha prometido protección y techo a todas las víctimas.

Naciones Unidas, la Unión Europea y Estados Unidos han expresado su preocupación por la creciente ola de violencia sectaria.

Algunos, como la Organización de la Amistad Interreligiosa han denunciado detrás de los ataques un plan desestabilizador para descarrilar al Gobierno de Thein Sein y su agenda progresista.

«Myanmar se encuentra en el camino adecuado para un mayor desarrollo, no obstante, varias clases de conflictos indeseables amenazan el progreso. La ciudadanía no debe participar en actos ilegales, sino impedirlos unida», dijo esta asociación en su llamamiento del fin de semana.

El año pasado, la violación y asesinato de una joven budista a manos de varios musulmanes en el estado de Rakhine (oeste) desató otra ola de violencia sectaria que ocasionó 163 muertos y más de 100.000 desplazados, de los que gran parte continúan en campamentos de refugiados.

Birmania inició un proceso de reformas aperturistas en 2011, cuando la última junta militar se disolvió y entregó el poder a un gobierno civil afín.

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