Naciones Unidas, 27 sep (EFE).- El Gobierno de Irak alertó hoy ante la Asamblea General de la ONU de que una intervención militar en Siria sería «un movimiento peligroso» y de que dotar de armamento a las partes en conflicto solo provocará «más violencia y pérdida de vidas».
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Solucionar la crisis en Siria «por la violencia y la fuerza» solo conducirá a «aumentar el sufrimiento de la población civil, destruir la infraestructura e incrementar el número de desplazados», subrayó uno de los dos vicepresidentes iraquíes, el chií Khudayr al-Khuzai, en su intervención ante la Asamblea.
«Creemos que la escalada de violencia en Siria es un motivo de sufrimiento para todos nosotros», resaltó al-Khuzai al expresar la oposición de Irak a que se entreguen armas tanto a la oposición como al régimen del presidente Bachar al Asad.
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El vicepresidente hizo un llamamiento «sincero» a «negociaciones y soluciones pacíficas» para cerrar la crisis siria, cuyo agravamiento podría impactar en la estabilidad del propio Irak tras la salida de las tropas estadounidenses en diciembre de 2011 y el fin de casi nueve años de guerra.
Sobre la primavera árabe, al-Khuzai comentó que la «esencia» de la posición de Irak es «no hacer nada excepto estar del lado del pueblo y sus legítimas aspiraciones, su derecho a la libre determinación y a elegir a sus propios gobernantes».
Por otro lado, apoyó el establecimiento del Estado de Palestina y también la nueva campaña lanzada hoy en la ONU por el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, para su reconocimiento como Estado no miembro en Naciones Unidas.
Además, puso como ejemplo del retorno de Irak a la escena internacional tras el fin de la guerra la cumbre de líderes árabes celebrada en marzo pasado en Bagdad, una ciudad que ha acogido también recientemente una de las rondas de negociaciones de las potencias occidentales con Irán sobre su programa nuclear.
El vicepresidente aludió, por otra parte, a la ola de protestas en el mundo musulmán por un video producido en EE.UU. que se burla de Mahoma y unas caricaturas del profeta publicadas en Francia, y afirmó que ha sacudido «las relaciones entre Oriente y Occidente».
Al respecto, pidió una acción internacional para «criminalizar a cualquier persona que insulte a religiones celestiales o falte al respeto a símbolos religiosos».
También indicó que se debería prohibir la «producción, comercialización y publicación» de contenidos como el citado video y las caricaturas.