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Mursi jura simbólicamente ante Tahrir y se crece ante la Junta Militar egipcia

El Cairo, 29 jun (EFE).- El islamista Mohamed Mursi juró hoy simbólicamente como presidente de Egipto, «elegido por la voluntad popular», ante decenas de miles de personas en la plaza Tahrir de El Cairo, donde advirtió a la Junta Militar de que no renunciará a las prerrogativas de jefe de Estado.

«Juro por Dios, que es grande, preservar con lealtad el sistema republicano, respetar la Constitución y la ley, tener en consideración los intereses del pueblo de manera total y preservar la independencia de la patria, su integridad y su territorio», dijo Mursi desde un estrado en Tahrir ante sus enfervorecidos seguidores.

El islamista, que es el primer civil que accede a la jefatura de Estado y el primer presidente elegido democráticamente en Egipto, tendrá que repetir mañana este juramento en la ceremonia oficial de investidura ante el Tribunal Constitucional.

Pero antes de hacerlo y arropado por decenas de miles de congregados en la plaza, Mursi quiso lanzar hoy una advertencia a la junta militar que gobierna el país desde el derrocamiento de Hosni Mubarak en febrero de 2011, tras dieciocho días de protestas populares.

«No hay lugar para arrebatar el poder al pueblo, no renunciaré a las prerrogativas del presidente de la República -subrayó-. Esto no significa que no respetemos la ley o la Constitución».

Mursi se refería a las enmiendas constitucionales aprobadas por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, días antes del anuncio de los resultados electorales el domingo pasado, por las que los militares se reservan el poder legislativo y la toma de decisiones en cuestiones que conciernen al Ejército, y dejan al presidente funciones ejecutivas.

Los militares se han atribuido también la capacidad de nombrar una nueva Asamblea Constituyente, si la actual es invalidada por la Justicia, por lo que los gobernantes castrenses podrían tener gran influencia a la hora de redactar la futura Carta Magna.

Durante su alocución, Mursi, que venció en los comicios con casi un 52 % de los votos, fue interrumpido en varias ocasiones por los manifestantes en Tahrir que le gritaron «Revolucionarios, libres, completaremos la misión».

Mursi replicó varias veces al comienzo, en mitad y al final de su discurso con un «os quiero».

El dirigente islamista, que renunció a su militancia en los Hermanos Musulmanes tras el triunfo electoral, justificó su presencia hoy en la plaza porque considera que el pueblo es la «fuente de poder y de legitimidad».

«Ninguna institución está sobre la voluntad popular, que es la que toma decisiones, gobierna y destituye. Por eso, he llegado hoy aquí», señaló.

En ese sentido, reiteró su rechazo a «cualquier intento de arrebatar la autoridad al pueblo» y expresó su voluntad de trabajar para que «Egipto vuelva a ser libre en sus relaciones exteriores sin depender de ninguna fuerza externa».

«No agrederemos a nadie, pero con vosotros (los ciudadanos) seremos capaces de impedir cualquier agresión», aseguró.

Mursi adelantó que trabajará para liberar a los presos con causas pendientes ante tribunales castrenses, después de que esta semana la Justicia suspendiera la reciente decisión gubernamental de autorizar a los militares detener a civiles.

Para el islamista, «la revolución todavía continúa y hoy día se concreta con la ascensión de un presidente elegido por voluntad popular».

«Trabajaremos para poner fin a la injusticia, la corrupción y la discriminación. Trabajaremos por el resurgimiento del país, para que el ciudadano goce de dignidad y justicia social, afirmó Mursi, quien subrayó que «las puertas están abiertas» a todos los sectores.

En ese sentido, prometió que estará en contacto con todos «sin tener en cuenta si es opositor y partidario (de él), para que Egipto vuelva a ser pionero en el arte, la cultura, la ciencia, la industria, la producción y la agricultura».

Y auguró que completará su misión para tener «un estado civil, nacional, constitucional y moderno», donde no haya lugar para la confrontación y la difamación.

«Todos somos una sola mano», sentenció, antes de marcharse aplaudido por las decenas de miles de ciudadanos, algunos de los cuales llevaban desde esta mañana esperando en Tahrir, pese a las elevadas temperaturas que reinaban hoy en El Cairo.

En la plaza, se mantiene una acampada convocada, entre otros, por los Hermanos Musulmanes, para protestar contra las competencias que se ha reservado la Junta Militar y la disolución del Parlamento, con mayoría islamista, tras un dictamen de la Corte Constitucional.

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