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Ucrania, entre extremistas

Mohamed Sesay entiende y habla ucraniano a la perfección. Menos mal, porque africanos como él sufren las consecuencias del creciente extremismo en Ucrania.

“La gente intenta provocarme, para ver cómo reacciono”, explicó Sesay, oriundo de Sierra Leona, residente en Kiev. “Como africano negro, soy su blanco, el objetivo de sus provocaciones. Aconsejo a los jóvenes negros que eviten a los hooligans. Que al responderles, intenten camuflar su acento”, añadió.

Cuando Sesay llegó, hace 25 años, para estudiar en la universidad, la mayoría de los ucranianos simplemente sentían curiosidad al verlo, recuerda. “Pero en los últimos diez años, Ucrania se radicalizó”, dijo Maksym Butkevych, coordinador del Centro de Acción Social, una organización no gubernamental. “El dramático aumento en delitos xenófobos, y en especial los discursos del odio, son bastante evidentes”, agregó.

Entre sus objetivos están los judíos, un colectivo que con frecuencia ha sufrido la discriminación de los ucranianos a lo largo de la historia. “Sin embargo, los inmigrantes de hoy son el grupo más despreciado –señaló Butkevych–. Lo que hace diez años era inaceptable ahora parece admisible, y la corriente política principal está haciendo un giro radical”, añadió. 

Uno de los partidos, el Svoboda de extrema derecha, que hasta hace poco tenía una esvástica como símbolo, fue elegido miembro de 25 consejos regionales en las elecciones locales el año pasado. “Ucrania es muy blanca. Es el paraíso de los extremistas”, afirmó Anton Shejovtsov, un ucraniano que edita la serie de libros Explorations of the far right (Exploraciones de la extrema derecha).

Vyacheslav Likhachev, judío-ucraniano, dijo: “Por supuesto que me preocupa el hecho que Svoboda sea más popular ahora que hace cinco años. No obstante, partidos de extrema derecha son comunes en la Europa del Este de hoy”.

Es paradójico que aunque se está dando un giro radical, las minorías de Ucrania sigan siendo minúsculas: el 96% de la población del país es de Ucrania o Rusia. “No es que los ucranianos sean más radicales que antes –señaló Shejovtsov–. Es solo que ahora tienen voz política”, agregó.

Actualmente, Mohamed Sesay dirige su propia compañía y es instructor de nuevos inmigrantes. “A veces la gente simplemente observa, pero algunos negros se enojan y preguntan, ‘¿qué está mirando?’ –contó–. Algunos africanos tienen una pésima actitud hacia los ucranianos. Mi lema es, no busque conflictos donde no los haya. Y si se viste con elegancia, la gente pensará que es rico, y tendrá menos problemas”, concluyó.

MWN
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