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Breivik acusa a psiquiatras de hacerle “parecer” un enfermo mental

Copenhague, 25 abr (EFE).- El ultraderechista Anders Behring Breivik acusó hoy a los dos equipos de psiquiatras que lo han examinado de manipular sus declaraciones e inventar detalles para hacerlo «parecer» un enfermo mental, en el juicio por los atentados del 22 de julio en Noruega, en los que murieron 77 personas.

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Ninguno de esos expertos, presentes en el juicio en el tribunal de Oslo, entiende la violencia «de origen político», sostuvo Breivik, quien lucha por ser declarado penalmente responsable para evitar que lo envíen a un psiquiátrico, lo que considera desacreditaría sus ideas.

De ahí que sus ataques se centraran en el primer informe psiquiátrico, que concluye que padece esquizofrenia paranoide y que se encontraba en estado psicótico cuando hizo estallar una bomba en el complejo gubernamental de Oslo y cuando luego perpetró una masacre en el campamento de las Juventudes Laboristas en la isla de Utøya.

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«Tuve la impresión de que llegaron demasiado pronto a una conclusión. Si se lee el informe, se ve que trabajaron para fundamentarla», dijo Breivik, que se basó en la carta enviada hace semanas a tres medios noruegos y que éstos difundieron parcialmente.

El «80 por ciento» de lo que escribieron Synne Sørheim y Torgeir Husby en el informe es «falso», aseguró Breivik.

El extremista noruego, de 33 años, los acusó de construir frases, citarlo mal a propósito, sacar cosas de contexto, malinterpretar sus explicaciones o directamente mentir, como cuando lo tildan de «débil de voluntad», creerse un «salvador», estar preocupado por su aspecto físico, tener pensamientos suicidas o oír voces en su cabeza.

Negó también creerse con derecho a decidir quién merece vivir porque es un «soldado raso», aunque los «militantes nacionalistas» tienen derecho a atacar «objetivos legítimos», la elite que «trabaja por el multiculturalismo» y que representa el 2 % de la población.

«Creía que iban a hacer un trabajo objetivo y que no estaban tan emocionalmente unidos a lo ocurrido», declaró, según la transcripción de medios noruegos, ya que su comparecencia no fue retransmitida.

Breivik fue autocrítico y admitió que se lo puso «muy fácil» a los psiquiatras al emplear un estilo «pomposo», pues quería usar el informe -difundido en noviembre, cuando aún estaba en aislamiento total en prisión- como propaganda, si bien resaltó que todo lo que cuenta es cierto.

«Si yo hubiera leído el informe, también habría creído que esa persona debía estar en un psiquiátrico, pero no soy yo. No soy yo a quien describen en el informe», afirmó Breivik, que hoy dio su opinión sobre los dos estudios, aunque su declaración como tal ante el tribunal finalizó el pasado lunes, después de cinco días.

Breivik tampoco está de acuerdo con la conclusión del segundo informe, encargado por la corte de Oslo a Terje Tørrissen y Agnar Aspaas, que concluye que, aunque el acusado padece perturbaciones mentales, no está loco y por tanto es penalmente responsable.

Su ignorancia sobre la violencia «de origen político» les lleva a calificarlo de «disocial», un diagnóstico equivocado, como el de «narcisista», ya que él se ha sacrificado por su país, y decir que buscaba la fama es «enfermizo» porque no contaba con salir vivo del primer atentado, puntualizó Breivik.

«Habría sido impensable decir algo positivo de mí, entonces su carrera se habría acabado», afirmó el extremista, para el que las tres semanas bajo observación forzosa fueron «agradables» porque le permitieron relacionarse de nuevo con otras personas.

Este informe aún debe ser aprobado por la Comisión de Medicina Forense, que ha pedido una declaración complementaria para descartar que Breivik los haya engañado para no parecer un enfermo mental.

Breivik lo negó y aseguró que ha dicho lo mismo a los dos equipos de expertos y a la policía.

La vista de hoy se abrió con una reconstrucción de las muertes en el atentado de Oslo y con el testimonio de varios heridos.

«Es imposible no verse afectado por las descripciones. Seguro que es más duro para los otros que para mí, pero pienso que es duro», dijo a preguntas del fiscal Breivik, si bien avisó de que la gente no debe hacerse «grandes esperanzas» de que se derrumbe en el juicio porque se ha preparado para esto durante «muchos años».

Breivik esperaba que el Partido Laborista, en el poder, reconociera sus «errores» tras el 22 de julio y pidiera perdón por «inundar» Noruega de inmigrantes y «deconstruir» su cultura, pero eso no ha ocurrido, de ahí que considere que, «por desgracia», ahora hay más motivos para la «lucha» que antes de los atentados.

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