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Al menos 42 muertos en una nueva cadena de atentados en Irak

Bagdad, 19 abr (EFE).- La nueva cadena de atentados que azotó hoy Irak causó al menos 42 muertos y volvió a poner en evidencia la frágil situación de la seguridad en el país árabe tras la retirada de las tropas estadounidenses en diciembre pasado.

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Al menos 42 personas murieron hoy y otras 141 resultaron heridas en una ola de atentados perpetrados, en su mayoría, contra los servicios de seguridad en diferentes zonas de la capital y el norte de Irak.

Una fuente de seguridad aseguró a Efe que dos coches bomba y un artefacto estallaron de manera simultánea en el centro de la ciudad de Kirkuk (norte), y tenían por objetivo patrullas de la policía.

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Como resultado de esas explosiones, ocurridas en un barrio militar y en el centro de la ciudad, cuatro agentes de seguridad murieron y otros 24 resultaron heridos de gravedad.

Además, cuatro personas perdieron la vida y otros seis, entre ellos un oficial de la policía, fueron heridos en un ataque con mortero contra una comisaría en la población de Al Malah, 30 kilómetros al noroeste de Kirkuk.

Mientras, en la ciudad de Al Ramadi, capital de la provincia de Al Anbar, dos coches bomba estallaron al paso de una patrulla policial, lo que causó la muerte de tres policías y heridas a otras ocho personas, informó a Efe una fuente de seguridad de la zona.

En otro atentado, esta vez en la localidad de Faluya, 50 kilómetros al oeste de Bagdad, un agente de la policía murió y otros dos resultaron heridos por el estallido de una bomba lapa colocada en su vehículo.

Además, un grupo armado dinamitó la casa de un oficial de la policía en Faluya, lo que causó heridas a dos miembros de su familia y grandes daños materiales al domicilio, agregaron las fuentes.

Una fuente del Ministerio del Interior iraquí informó a Efe, por su parte, que al menos 30 personas murieron y otras 99 resultaron heridas en otra serie de atentados cometidos en diferentes puntos de Bagdad y en las provincias de Salahedín y Diyala, al norte de la capital.

Entre estos últimos atentados destaca el cometido en el barrio Al Tayi, 20 kilómetros al norte de Bagdad, donde un suicida hizo explotar el cinturón de explosivos que llevaba adosado al cuerpo, matando a cinco personas e hiriendo a otras nueve.

También en el norte de la capital, en el barrio de Al Kazimiya, tres personas perdieron la vida por la explosión de un coche bomba cerca de un hotel que acoge a visitantes chiíes.

El ministro de Sanidad iraquí salió ileso de un intento de asesinato con un coche bomba que explotó al paso de su convoy por la calle Haifa, suceso en el que fallecieron dos de sus guardaespaldas.

En cuanto a los ataques registrados en la provincia de Salahedín, la explosión de dos coches bomba causó la muerte de cinco personas en distintos puntos de la ciudad de Samarra, mientras que un soldado iraquí pereció en otra explosión cerca de un puesto de control en la zona de Al Ishaqui, al sur de la ciudad de Tikrit.

En un comunicado, el Gobierno iraquí culpó a los grupos terroristas vinculados a Al Qaeda de intensificar los ataques para ganar visibilidad mediática y respaldo financiero.

El presidente del Parlamento iraquí, Osama al Nuyaifi, del bloque opositor Al Iraqiya, pidió que los altos cargos afronten su posible responsabilidad por los repetidos atentados, que buscan sembrar «la discordia sectaria» y «romper la unidad».

Este repunte de la violencia vuelve a poner en entredicho la seguridad en el país, escenario de distintas cadenas de atentados dirigidas principalmente contra objetivos chiíes y fuerzas de seguridad, e intensificadas desde la salida definitiva de las tropas estadounidenses el pasado 18 de diciembre.

La última gran oleada de ataques tuvo lugar hace un mes, concretamente el 20 de marzo, cuando también murieron al menos 42 personas en coincidencia con el noveno aniversario de la invasión de Irak por parte de Estados Unidos.

Además, la situación de seguridad se ha agravado tras la emisión en diciembre pasado de una orden de detención contra el vicepresidente suní, Tareq al Hashemi, por supuestos delitos de terrorismo, lo que a su vez desencadenó una profunda crisis política en el país.

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