El edificio abandonado está ubicando en el barrio Santa María de los Ángeles, en El Poblado. Ha sido por muchos años el símbolo del terror de una época marcada por la sangre, la crueldad y el dolor; pero también el lugar de miles de curiosos turistas que llegan a conocer el lugar en el que vivió Pablo Escobar, el extinto capo del narcotráfico en Colombia.
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Cada día llegan decenas de turistas a tomarse una fotografía con un edificio que está abandonado y bajo la custodia de la Policía Nacional. Lo que se puede observar desde afuera, porque no es permitido el ingreso, es como se ha ido marchitando y el cambio de color por el moho y la maleza que se han ido apoderando de sus paredes.
Ese ir y venir de cientos de personas de diferentes partes del mundo ha generado el rechazo de la sociedad por la forma como han mal interpretado lo que significó Pablo Escobar para Medellín. Por esa razón y por pedido de la misma comunidad, la Alcaldía de Medellín ha iniciado una estrategia para revivir la historia y contarla desde la orilla de las víctimas, revelando el dolor y la barbarie que significó el narcotráfico en la ciudad.
La estrategia
Manuel Villa Mejía, secretario privado de la Alcaldía de Medellín, explicó que todo lo que tiene que ver con el edificio Mónaco hace parte de una estrategia en cabeza de Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín, que busca rescatar la legalidad y la memoria.
“Lo que estamos proponiendo es volver sobre la historia, contarla otra vez, pero de manera completa. Consideramos que luego de reflexiones internas e investigaciones ha sido la ficción la que ha contado durante 30 años la historia de nuestro pasado más trágico y nosotros como sociedad y ciudad hemos estado en deuda de contar la otra parte de la historia”, dijo Villa.
Medellín hace 30 años fue considerada la ciudad más violenta del mundo, la narcoviolencia y el narcoterrorismo se apoderó de cada esquina y aunque la sociedad en general, la academia, la industria y el sector público se enfrentaron al reto de salir de ese estigma, aún queda la sombra de Pablo Escobar.
“Medellín cambió, ahora es reconocida por su sistema educativo, por su sistema de movilidad, por la resiliencia de sus ciudadanos, por la innovación; pero nos hemos trasformado como ciudad pero nos falta transformarnos como sociedad. Seguimos cargando la herencia maldita de la narcoviolencia, de la mafia y del narcotráfico”, agregó el secretario.
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Ejemplos de otros países
Para Medellín es un ejemplo lo que ha pasado en diferentes partes del mundo, en donde también pasaron por momentos de crueldad, violencia y muerte, pero en donde cada ciudad se ha encargado de contar directamente sus historias y ha logrado la solidaridad del mundo.
“Estados Unidos con el 11 de septiembre, Europa con las diferentes oleadas de terrorismo en Inglaterra, Francia y España; Alemania y los judíos en la Segunda Guerra Mundial; por mencionar algunos. Todos han logrado que ante esos escenarios difíciles de sus historias todo el mundo se solidarice con ellos”, indicó.
A Medellín también le tumbaron aviones, vivió la explosión de bombas en espacios públicos donde murieron muchas personas inocentes, “tenemos personas asimilables a lo dañino que fue en su época en Alemania Hitler, y no hemos logrado que el mundo se solidarice con nosotros, ni tampoco lo hemos hecho nosotros mismos. Esa es la deuda con nuestra historia”, dijo Villa.
El Mónaco
Aunque algunos insisten en que derribar el edificio Mónaco es querer borrar la historia, Villa dice que es todo lo contrario, “queremos volver sobre nuestra historia, para contarla de manera completa, honrando las víctimas, los héroes, el dolor que vivimos y recordando las cifras, los lugares y los hechos, que para muchos han terminado siendo paisaje”.
El objetivo es lograr que las nuevas generaciones conozcan lo que vivió la ciudad, “porque lo poco que saben ha sido gracias a la ficción, donde Pablo Escobar es vendido como el Robin Hood, donde el dinero fácil es el deseo y donde el sistema cultural de la ilegalidad reina”, comentó.
El edificio será derribado en febrero del próximo año, por lo que la administración ha iniciado un proceso de participación con la comunidad, para establecer qué es lo que se quiere tener en ese espacio luego de que el edificio desaparezca.
Para Luis Hernando Mejía, presidente ejecutivo de Corpoblado, la comunidad desea que definitivamente se derribe el edificio y que en ese lugar se haga un parque. “Se busca que sea un parque al servicio de la comunidad, que cumpla con la recreación, que sea un espacio de disfrute y que no sea un problema para los habitantes del sector”.
Mejía es enfático al decir que los vecinos quieren olvidar el pasado y tener un lugar donde se le pueda hacer honor a las víctimas con algo significativo, “pero que no atraiga muchos turistas, porque el sector es residencial y lo que se quiere es que una vez se derribe el edificio, el espacio sea para beneficio de los vecinos y que no traiga congestión ni otro tipo de problemas”.
Las propuestas
Los vecinos y la administración están trabajando en talleres imaginarios para poder establecer lo que se puede construir en ese espacio. Además, se lanzaron las prebases del concurso público de arquitectura para elaborar el diseño de ese nuevo lugar que quedará en la ciudad cuando desaparezca el edificio Mónaco.
“Se quieren revertir los mensajes del pasado que se venían dando en este espacio. A pesar de que el área a intervenir es pequeña, es un proyecto con mucha simbología, porque es como un renacer de una cultura que quiere proyectarse hacia el futuro desde una visión positiva de la ciudad, no desde la apología al delito”, manifestó Flavio Romero Frieri, presidente nacional de la Sociedad Colombiana de Arquitectos.
Los interesados en participar podrán encontrar todos los requisitos a través del portal de contratación pública Secop en el enlace https://www.contratos.gov.co/consultas/detalleProceso.do?numConstancia=18-4-8574015 Se espera que la publicación oficial del concurso se realice el próximo martes, 30 de octubre de 2018.
Con la realización del concurso público de arquitectura se busca contar con la participación de arquitectos locales, nacionales e internacionales, así como de talentos jóvenes.
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La cifra
$351.480.000 será el costo del concurso internacional de arquitectura para el diseño de un espacio de memoria y reflexión.
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La frase
“Queremos volver sobre nuestra historia, para contarla de manera completa, honrando las víctimas, los héroes, el dolor que vivimos y recordando las cifras, los lugares y los hechos, que para muchos han terminado siendo paisaje”, Manuel Villa, secretario privado de la Alcaldía de Medellín.
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