Medellín es la única ciudad del país que tiene Metro dentro de su sistema de transporte público, un medio que hace parte del ADN de los medellinenses y que ha logrado posicionarse como símbolo de la resiliencia.
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Para entender cómo un sistema de transporte ha podido calarse tan fuerte dentro de los ciudadanos, es indispensable remontarse a la historia e identificar esos momentos en los que nace y en qué consiste la Cultura Metro.
Juan Correa, jefe de gestión social del Metro de Medellín, explicó que la Cultura Metro es el capital social que tiene la región, de todos aquellos que hacen uso diario, frecuente o intermitente del sistema Metro; que tiene relación directa con el comportamiento y el relacionamiento interno entre los ciudadanos. Cuando se hace referencia a la Cultura Metro, también se incluyen los metrocables, los buses y el tranvía.
“Es un capital muy valioso que tenemos los que hacemos uso del sistema Metro, que está basado en comportamientos positivos con los demás dentro del sistema. Tenemos una manera especial que tenemos de relacionarnos, que está basada en el respeto, en la confianza mutua y en el reconocimiento de un espacio común, que usamos todos y que nos sirve a todos”, indicó Correa.
El comportamiento positivo del que hace referencia el funcionario, está basado en reglas específicas que cumplen voluntariamente los ciudadanos, con las que se autorregulan de tal manera que la Cultura Metro genera una forma de comportamiento positivo tanto con el sistema como entre las personas.
Las tres décadas
Este 2018 la Cultura Metro cumple 30 años de haberse creado como una estrategia que revivía al Metro. Sucedió que entre 1985 y 1988 la construcción del Metro se había paralizado por el fenómeno de violencia generalizada que se había tomado a la ciudad, asociada directamente al narcotráfico.
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En la ciudad se fue construyendo un mensaje esperanzador a través del proyecto del Metro como una forma de unión y de progreso de la ciudad. “Efectivamente depositar esa confianza en un momento tan difícil, en esa aspiración que tenía la ciudad, fue de donde empezó a surgir la idea de la Cultura Metro”, agregó Correa.
Los mensajes se fueron transmitiendo a través de la publicidad, en donde se pretendía generar un cambio en el comportamiento desde antes que empezara a funcionar el sistema. “La Cultura Metro generó esa posibilidad de que el Metro empezara su funcionamiento, porque fue un ejercicio de confianza de la ciudadanía y de aspiración de la sociedad para salir de la violencia y de darle continuidad a una obra que se había detenido, al punto que parecía que no iba a terminarse”, reveló el funcionario.
La iniciativa de los mensajes que generaran confianza se realizó a través de una alianza público-privada, que a través del desaparecido Banco Industrial Colombiano (BIC), se le transmitieron a la sociedad para despertar esa aspiración de cambiar y progresar.
“Fue un propósito tanto de la sociedad como de los empresarios de ese entonces, del gobierno y de la empresa Metro, que a través de esa campaña de cultura ciudadana se fue generando lo que hoy conocemos como Cultura Metro. Pero es prácticamente una creación de la sociedad antioqueña”, dijo Correa.
El impacto en la sociedad
Cuando entró en funcionamiento el Metro, la sociedad percibió grandes beneficios relacionados con ahorro de sus recursos económicos, en el tiempo de los desplazamientos, encontró facilidad en la movilidad y evidenció una mejora en la calidad de vida de todos los que habitaban en el Valle de Aburrá.
Además, dice Correa, la sociedad también sintió el impacto favorable en el medio ambiente, porque es un medio de transporte que no contamina, que es limpio y sostenible. Asimismo, los procesos de mantenimiento, la limpieza de las estaciones y por el impacto en el paisajismo que el proyecto en sí mismo implicó.
“También es un servicio con una filosofía de calidad, en donde se establece un reglamento para el usuario y donde la gestión social no solo se enfocaba en la formación ciudadana sino que a través de las expresiones de arte y cultura se generaba un relacionamiento positivo con la comunidad”, dijo Correa.
Los usuarios
Dentro de la Cultura Metro se establecen comportamientos asociados al uso del sistema, al relacionamiento con los otros y a la inclusión. “Se establecen pautas de precaución para no sobrepasar la línea amarilla, para utilizar el botón solo en caso de emergencia, el mantener despejado el área de las puertas, para la entrada y salida de los pasajeros; la posibilidad de viajar con mascotas en guacales, no viajar bajo los efectos del alcohol y el respeto por el otro al ceder el puesto a personas mayores o personas que necesiten sentarse”, indicó Correa.
Además de este tipo de comportamiento también se establecen los que están relacionados con el trato hacia los demás, evitando la discriminación y el Metro indica que “todos hacemos parte del mismo viaje y todos somos iguales”.
Aunque el Metro ha presentado en los últimos meses varios daños que han afectado el servicio y evidentemente han generado un impacto en los usuarios, los ciudadanos defienden el sistema y resaltan la importancia del sistema para la región.
Jairo Edilson Ospina Calvo, habitante de Medellín, considera que la Cultura Metro es una tradición, hace parte de las costumbres de las personas y representa la educación de los habitantes de la capital antioqueña y del Área Metropolitana.
“A pesar de que Medellín, en muchas oportunidades, sea una ciudad caótica, cuando entras a las estaciones del Metro notas las diferencia. Aunque las personas tengan mucho afán esperan detrás de la línea amarilla su turno para entrar después de permitir que salgan los demás. Cuando entra un adulto con un niño o una mujer embarazada las personas automáticamente se levantan y le ceden el puesto”, dijo Ospina.
La limpieza es otro aspecto que resalta el ciudadano, ya que dentro de los vagones no se consumen alimentos ni en las estaciones, por lo que siempre está todo limpio. “Si uno ve que alguien está comiendo se le dice educadamente que eso no está permitido. El Metro es un símbolo de orgullo, es un logro, es lo de mostrar nacional e internacionalmente, así como antes era el Coltejer, ahora lo es el Metro”, indicó Ospina.
Los daños
Aunque en los últimos meses el Metro ha presentado varios daños que han afectado la movilidad y han impactado el bolsillo de los ciudadanos, Ospina considera que más que dañar la percepción que se tiene del servicio, se ha evidenciado lo importante que es para la ciudad.
“El Metro no se ha visto afectado, los que tal vez sí lo han sido son los encargados del funcionamiento del sistema, porque una vez lo arreglan sigue funcionando como siempre y las personas cada vez más lo tienen como su medio principal de transporte. Tal vez ha sido un gasto más e incomodidad porque deben buscar otras alternativas y eso lo ha permitido que lo valoren más”, puntualizó Ospina.